La seguridad pública

La inseguridad tiene su origen o está propiciada por muy diferentes factores

Una de las primeras y más importantes necesidades de la población en todo México es la seguridad pública. Hoy vemos con terror como en los últimos tres años ha habido más de 106,000 ejecuciones en el país, es decir aproximadamente 36,000 ejecuciones por mes o dicho de otra manera más de 1000 ejecuciones al día.

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Desde el gobierno federal y desde el inicio de la administración se habló de estrategias para combatir la inseguridad, inseguridad que tiene su origen o que está propiciada por muy diferentes factores que ya han sido analizados por especialistas en la materia.

Se ha concluido que el principal detonante de la inseguridad es la producción distribución y venta de droga en el país; en todo este proceso se incluye una gran cantidad de personas que por ambición o afán de ganar grandes cantidades de dinero se inmiscuyen en este negocio totalmente ilícito.

Pero a esta actividad se le suman o se concatenan otro tipo de actividades delictivas como lo es el tráfico de armas, el tráfico de personas y desde luego el tráfico y venta de estupefacientes; todo esto se encuentra tipificado como delito grave en los códigos penales estatales y federales.

En esta pirámide de actividades que es enorme y con una gran movilidad se incluye a hombres y mujeres de todas las edades y hacia adentro de esta actividad se establecen códigos y leyes no escritos entre la delincuencia organizada.
Al tratarse de un proceso del que se obtienen grandes cantidades de dinero ilícitamente que no pagan impuestos esta actividad se ha convertido en un auténtico gobierno paralelo en cuanto a poder y a la influencia en la toma de decisiones en las diferentes entidades del país.

Quienes nos miran desde afuera como son embajadores de otros países han afirmado que la delincuencia organizada sea apropiado de la administración pública en por lo menos el 30 o 40% de los estados de la República, es decir entre 9 y 12 de los 32 estados del país están manejados por la delincuencia organizada.

El impacto de la violencia no sólo es de grandes efectos y enormes cantidades de dinero, sino que la llamada “onda de impacto”, que es como cuando se arroja una piedra en un lago va haciendo olas que llegan muy lejos de donde se arrojó la piedra. De esta manera la actividad delictiva hace ondas de impacto que se reflejan en los llamados “delitos menores”, que después de todo no son tan menores porque afectan a la población.

Hoy en día se han multiplicado de manera alarmante los asaltos a mano armada a transeúntes y a pequeños negocios de barrio en donde los delincuentes con armas de fuego amenazan y exigen el dinero de la venta del día y no sólo eso sino que asaltan a los clientes que se encuentren en ese momento para quitarles el poco dinero que lleven.
Y no sólo eso, a los clientes les quitan celulares, anillos, cadenas y todo lo que traigan de valor.

No importa que el negocio tenga cámaras de vigilancia porque aunque quede grabada la imagen de nada sirve porque nunca encuentran a los delincuentes. Frecuentemente suben a las redes sociales vídeos de asaltos en tiendas de conveniencia, farmacias, tiendas y panaderías de barrio, en cenadurías y pequeños restaurantes de barrio.
Pero la violencia patrimonial no queda ahí, sino que se extiende hasta las residencias o casas habitación que son asaltadas a mano armada despojando a los habitantes de todos sus objetos de valor dejándolos amarrados, en algunas ocasiones inclusive huyendo los delincuentes a bordo de vehículos que las familias tengan en sus casas.
Toda esta violencia queda dentro de un marco de total y absoluta impunidad con el agravante del trauma de las víctimas que no logran continuar su vida tranquilamente temiendo que en cualquier momento vuelvan hacer víctimas del mismo delito.

De esta manera se agudiza cada vez más la necesidad de la población de tener seguridad pública, no sólo en el discurso, sino en la práctica.

Toda esta situación conlleva a una evolución natural de la sociedad que es la de la defensa de su patrimonio, de su familia y de su vida. Y esto lleva a la ciudadanía a buscar la manera de tener mejores armas que los delincuentes y desde luego la víctima siempre será más violento y más cruel que el victimario.
Por eso es sumamente necesario y urgente que las autoridades de los tres niveles de gobierno atiendan esta escalada de inseguridad que se vive principalmente en las zonas urbanas suburbanas.