Estos son los efectos de la pornografía en el cerebro

La adicción al sexo afecta a un 7% de los hombres y alrededor del 1 al 3% de las mujeres, quienes ven cómo la pornografía se convierte en su mayor actividad de ocio deteriorando su vida laboral, familiar, social y personas.

El consumo de pornografía tiene un importante impacto sobre cómo se concibe el sexo, sobre todo, entre los más jóvenes. Además, la visualización de contenidos sexuales explícitos de forma continuada ha sido relacionada con problemas de aprendizaje y pérdidas de memoria; tal y como puso de manifiesto un estudio realizado por el Centro de Psicología del Ciclo Vital de Berlín en 2014. Según esta investigación, el consumo excesivo de pornografía afectaría al volumen de materia gris del lóbulo derecho del cerebro, donde se alberga tejido neuronal relacionado con la inteligencia. Por tanto, esta reducción de la materia gris podría afectar a funciones como el aprendizaje y la memoria.

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Y, ¿cómo afecta entonces el consumo continuado de pornografía entre los más jóvenes?, Sergio Oliveros Calvo, psiquiatra y director del Grupo Doctor Oliveros, explica a CuídatePlus que la disminución de la actividad frontal y otras alteraciones cerebrales “provocan disminución del rendimiento cognitivo por dificultad para mantener la atención, concentrarse o memorizar contenidos, lo que interfiere sustancialmente con el proceso de aprendizaje en adolescentes y jóvenes, sector de edad donde el consumo es amplio”.

En cuanto a los efectos que tiene en términos generales el consumo continuado de pornografía, este especialista señala que la adicción a la pornografía está causada por un estímulo supernormal (estímulo de gran intensidad y fácil obtención, a diferencia de los estímulos que recibimos en la naturaleza) y “un secuestro” de las vías que regulan la recompensa a determinadas conductas. Adicción a la pornografía.

“Esto está potenciado porque el fácil acceso al material provoca un by-pass en el complejo proceso cognitivo que analiza el riesgo y planifica la estrategia para obtener la recompensa”, matiza. En su opinión, este fenómeno es especialmente grave en el caso de la adicción a la pornografía porque es un fuerte activador de las vías de recompensa: “Tal situación genera un reequilibrio cerebral por el que disminuye la estimulación del lóbulo frontal lo que se traduce en una actitud sin motivación e iniciativa y sin capacidad para obtener placer por vías normales”, añade.

Desde el punto de vista psicológico, Rafael San Román, psicólogo en Ifeel (plataforma de bienestar emocional y apoyo psicológico para individuos y organizaciones), considera que “interpretar las consecuencias psicológicas del consumo de pornografía (a todos los niveles) siempre debe hacerse teniendo en cuenta que es un tema muy controvertido en el que el objeto de estudio está de antemano sometido a un juicio de valor. “Personalmente, y siempre y cuando se trate de un contenido pornográfico hecho por adultos y que no incluya parafilias (sexo con niños, con animales, con cadáveres, etc.) o abusos (violencias no consentidas) no creo que se trate de algo malo, pero también hay que saber entenderlo y consumirlo adecuadamente para que las consecuencias no sean negativas”, advierte.

Al respecto, Oliveros comenta que “el consumo normal no se traduce en efectos relevantes, incluso hay parejas que lo ven juntos y les resulta estimulante”. En cambio, cuando se trata de una adicción, los pacientes no pueden conectar emocionalmente con los demás y “evitan las relaciones sexuales porque es frecuente que presenten una impotencia sexual mediada por mecanismos cerebrales”.

¿Cuándo es demasiada pornografía?

Para San Román, no es muy claro desde un punto de vista objetivo cuándo se puede determinar que la visualización de contenidos sexuales es excesiva y sería necesario valorar cada caso. Para ello, habría que “tener en cuenta no solo el factor cuantitativo (por ejemplo, la cantidad de tiempo que un individuo pasa viendo material pornográfico) sino las consecuencias cualitativas (cómo se siente antes, durante y después del consumo, qué otras cosas dejan de hacer por estar consumiendo pornografía y cómo afecta lo que ve a sus relaciones, su estado de ánimo…)”.

Por su parte, Oliveros indica que la adicción al sexo afecta a un 7% de los hombres y alrededor del 1 al 3% de las mujeres, quienes ven cómo la pornografía se convierte en su mayor actividad de ocio deteriorando su vida laboral, familiar, social y personas.

“Sin embargo, (la pornografía) no afecta a la mayor parte de los usuarios de esta manera, que lo emplean de forma libre y no presentan dependencia: “En torno al 75% de los hombres y del 25% de las mujeres de la población general consumen pornografía de forma regular”. En cuanto a las causas que pueden generar esta adicción, este psiquiatra apunta que intervienen distintos factores genéticos, familiares y culturales.

En este punto, San Román alerta que en los casos graves el consumo de estos productos con contenido sexual explícito existe un alto componente compulsivo: “Se trata de un hábito repetitivo, que a menudo ocupa una cantidad de tiempo que el individuo interpreta como excesiva, con cierta incapacidad para interrumpir la conducta, con cierta interferencia en la atención a otras responsabilidades y ocupaciones y que genera más malestar psicológico que placer”.

A su juicio, en estos casos se da una circunstancia que es necesario explorar para valorar qué situación requiere, sin olvidar que a veces es la propia persona quien emite juicio de valor sobre su conducta sexual al experimentar sentimientos de culpabilidad: “Esto les lleva a afirmar que son adictos a la pornografía, o que ven demasiado porno, o que emplean demasiado tiempo viéndolo o buscando un encuentro sexual en aplicaciones. Puede que sea así y que exista un problema o puede ser una distorsión de la persona”.

Si un especialista determina que existe un problema, ¿cómo se puede solucionar? “La adicción a la pornografía tiene tratamiento y es más eficaz cuanto antes se actúe”, responde Oliveros y concluye: “Es importante que el paciente o sus allegados identifiquen la situación para poner en marcha la ayuda pronto y sacar al adicto del sentimiento de impotencia que refuerza su reclusión y su adicción”.