Canadienses amenazaron con golpes arancelarios que afecten a trabajadores de EU si se aprueba el crédito fiscal para carros eléctricos.
Canadá se quitó los guantes y amenazó a Estados Unidos con aranceles si el Senado estadounidense aprueba un nuevo crédito fiscal para coches eléctricos.
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En una carta enviada a los principales legisladores del Senado, el gobierno canadiense dejó claro que “se opone en los más fuertes términos” al nuevo plan de créditos, el cual contempla aumentar a 12 mil 500 dólares el alivio fiscal para la compra de coches eléctricos ensamblados en EU, con mano de obra sindicalizada y baterías que cumplan con un mínimo de contenido nacional.
Por ello, se sumó a la advertencia lanzada por México hace un par de semanas por el mismo asunto.
Los canadienses se dijeron dispuestos a lanzar golpes arancelarios que afecten a los trabajadores estadounidenses, esto a menos de un año de que se celebren elecciones intermedias en el Capitolio.
“Canadá no tendrá más opción que responder lanzando un proceso de resolución de controversias bajo el T-MEC y aplicar aranceles en exportaciones estadounidenses de manera que impacte a trabajadores de la industria automotriz en EU, además de otros sectores de su economía”, advierte la carta.
La carta, firmada por la ministra de Comercio Internacional, Mary Ng, y la viceprimera ministra, Chrystia Freeland, expone las maneras en las que el plan de créditos afectaría al sector automotriz de su país. Además de golpear con un arancel de 34 por ciento a las exportaciones canadienses, estaría chocando con lo establecido en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“Este es un asunto de máxima prioridad en la agenda canadiense con Estados Unidos. Con esto en mente, los urgimos a asegurar que el voto para el Build Back Better Act no discrimine a Canadá”, señala el documento.
El plan de créditos para coches eléctricos viene incluido dentro de la propuesta de gasto social de Joe Biden, conocida como el Build Back Better Act. La propuesta ya tiene luz verde de la Cámara de Representantes y ahora se encuentra en manos del Senado, el cual enfrenta un camino escabroso debido a que proyecta un gasto de casi 2 billones de dólares.