El nuevo gobierno alemán encabezado por Olaf Scholz inicia el jueves su mandato con una primera reunión de crisis sobre la pandemia de coronavirus y con visitas ministeriales a París y Bruselas.
El noveno canciller alemán de la posguerra, que sucedió el miércoles a Angela Merkel y tomó posesión de su nueva oficina en la cancillería, está ya a pie de la obra, sin tiempo que perder ya que su gobierno no tendrá un periodo de gracia.
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La primera urgencia es la situación sanitaria, muy deteriorada en Alemania a pesar de una aceleración en los últimos días de la campaña de vacunación con las terceras dosis.
El jueves Alemania registró más de 70,000 nuevas infecciones y 465 muertes relacionadas con el coronavirus, con una tasa de incidencia de 422.3 en siete días.
En este contexto preocupante, en particular en las zonas de la antigua RDA -que superan los 1,000 casos por cada 100,000 habitantes-, el nuevo canciller presidirá el jueves por la tarde su primera reunión de crisis con las 16 regiones del país.
Una semana después de una reunión presidida por Angela Merkel -que endureció claramente las restricciones a los no vacunados-, esta nueva cita no debería desembocar necesariamente en nuevas medidas.
Sin embargo, antes de someter a votación la vacunación obligatoria en las próximas semanas, el gobierno deberá adoptar una posición sobre la inoculación de los niños, después de que durante la jornada se pronuncie la comisión alemana de vacunación.
Por su parte, la ecologista Annalena Baerbock, primera jefa de la diplomacia alemana, ya está en acción con visitas oficiales el jueves a París y Bruselas.
Nancy Faeser -que es la primera ministra del Interior en Alemania- participará en una reunión con sus homólogos en Bruselas el jueves.
El viernes, será el turno del propio Olaf Scholz de desplazarse a París para su primera visita oficial, reservada como han hecho todos sus predecesores a Francia.
