El Papa llegó poco después de las 11:00 (09:00 GMT) a Atenas. Allí tiene previsto pronunciar tres discursos por la tarde, ante las autoridades, el arzobispo ortodoxo y, luego, ante representantes de la Iglesia Católica.
La última visita de un Papa a la capital griega fue en mayo de 2001 con Juan Pablo II. El pontífice argentino había viajado a Grecia en 2016, pero su estancia se limitó a la isla de Lesbos, puerta de entrada de miles de migrantes a Europa.
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Como durante los dos días transcurridos en Chipre, Francisco va a “satisfacer su sed en las fuentes de la fraternidad” y a reforzar vínculos con sus “hermanos de fe”, los cristianos ortodoxos, separados de la Iglesia católica desde la Cisma de Oriente en 1054 entre Roma y la antigua Constantinopla.
En un video publicado poco antes de su salida de Roma, el Papa se presentó como un “peregrino” al encuentro de “todos, no solamente los católicos”, una minoría del 1,2% en un país donde domina la religión ortodoxa, vinculada al Estado.
El sábado se reunirá con la presidenta Katerina Sakellaropoulou, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis y con el arzobispo de la Iglesia ortodoxa de Grecia, Jerónimo II.
Después se encontrará con la comunidad católica del país, para la que “la presencia del Santo Padre en Grecia es un aliento”, según Markos Foscolos, teólogo y cura en la isla de Tenos.
Regreso a Lesbos
Su estancia de dos días y medio en Grecia estará marcada por una nueva visita el domingo a la isla de Lesbos, emblema de la crisis migratoria, donde acude “a las fuentes de la humanidad” para defender el asilo y la “integración” de los refugiados.
El viernes, en Chipre, el Papa Francisco pidió “abrir los ojos” frente a la “esclavitud” y la “tortura” que sufren los migrantes en los campos. Según las autoridades chipriotas, 50 migrantes, 10 de ellos en situación irregular detenidos, serán trasladados a Roma.
Una cuarentena de ONGs de defensa de los migrantes solicitaron reunirse con él para que que interceda para terminar con las presuntas devoluciones de exiliados desde Grecia a Turquía.
El “padre espiritual” se espera con impaciencia en Lesbos, donde una treintena de nuevos solicitantes de asilo llegaron el miércoles.
“Lo esperamos con los brazos abiertos”, dijo Berthe, una camerunesa que desea que el Papa “rece por nosotros por la inseguridad que hemos vivido y que nos ayude a superarla en la fe”.
Durante su “breve” visita al campo de Mavrovouni, “se interesará claramente por los refugiados” y se reunirá con dos familias “escogidas al azar”, dijo el viernes al medio ERT el director adjunto del campo, Dimitris Vafeas.
Unos 900 policías serán desplegados durante su desplazamiento a la isla griega y alrededor del campo levantado apresuradamente después del incendio de septiembre de 2020 en el recinto de Moria, visitado por el Papa hace cinco años.
Alta seguridad
Drones, vehículos blindados, calles cortadas: la capital griega también contará con un fuerte dispositivo de seguridad hasta la marcha del pontífice el lunes por la mañana, en previsión de eventuales manifestaciones antipapista.
Aunque el clima es mejor que en 2001, durante la primera visita de un Papa a Grecia, hay en el seno del sínodo griego “algunos fanáticos anticatólicos reputados”, dice a AFP Pierre Salembier, superior de la comunidad jesuita de Grecia.
El más célebre es el obispo metropolitano Serafín del Pireo, que calificó la visita de Francisco de “inmoral”, según la unión de periodistas ortodoxos.
Hasta 2.000 policías estarán movilizados en Atenas ante posibles protestas de fundamentalistas ortodoxos. “Serán poco numerosos, pero ruidosos”, advierte el teólogo Petros Panagiotopoulos, profesor en la Universidad Aristóteles de Salónica.
Hace 20 años, Juan Pablo II pidió perdón por los pecados de los católicos contra los ortodoxos, en referencia al sitio y saqueo de Constantinopla de 1204.
Aun así, el arzobispo católico de Atenas, Théodore Kodidis, espera que “personas o grupos protesten y vuelvan sobre el peso de la historia”.
Pero no juzga que tengan una “influencia significativa” y ve en este encuentro con la Iglesia ortodoxa “una señal de esperanza y progreso”.
Aunque una fuente gubernamental calificó la visita de “significativa”, muchos griegos no están interesados por este evento, señala Kodidis. Porque “esto es un país ortodoxo, el Papa sigue siendo una figura lejana”.