El papa Francisco expresó dolor y tristeza este domingo por las muertes y el sufrimiento que padecen los migrantes que intentan cruzar el Canal de la Mancha, en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, y en el mar Mediterráneo.
El pontífice pidió a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para la tradicional bendición dominical que recen “por los migrantes y su sufrimiento”.
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Entre los presentes estaban miembros de una asociación de migrantes con los que Francisco se reunió en la víspera en el Vaticano, y quienes sostenían un enorme letrero formado por banderas de varios países.
Pensemos en esto, ¿cuántos migrantes están expuestos a peligros muy graves en los últimos días? ¿Cuántos pierden la vida en nuestras fronteras?”, cuestionó el pontífice.
La muerte de 27 migrantes en el Canal de la Mancha la semana pasada ha impactado tanto a Reino Unido como a Francia.
Me duele la noticia de la situación en la que se encuentran tantos de ellos. De los que murieron en el Canal de la Mancha, de los que están en las fronteras de Bielorrusia, muchos de los cuales son niños. De los que se ahogan en el Mediterráneo. Cuánta tristeza pensar en ellos”, lamentó.
Sin embargo, los naufragios de esa magnitud no son inusuales al sur en el mar Mediterráneo, mientras los migrantes huyen de la pobreza, desastres naturales y regímenes autoritarios en busca de una mejor vida en Europa.
Funcionarios de la ONU estiman que hasta mil 600 personas han fallecido o desaparecido en el Mediterráneo tan sólo en este año, y sus cuerpos generalmente no son hallados y sus muertes se dan a conocer sólo por parte de los sobrevivientes.
La madrugada del domingo, la Guardia Costera italiana rescató a 244 migrantes frente a la costa de Calabria, en el extremo sur del país, en complicadas situaciones marítimas. Entre los rescatados había 41 menores, incluido un infante nacido el sábado en el abarrotado barco pesquero de madera.
El Papa también recordó a los migrantes que son enviados de Europa al norte de África, donde son “capturados por los traficantes, que los convierten en esclavos. Venden a las mujeres y torturan a los hombres”.
Francisco expresó su cercanía a los migrantes y pidió a las instituciones civiles y militares que encuentren soluciones para ayudar a aquellos que emprenden los peligrosos viajes y que “respeten la humanidad de estas personas”