Bosé relata el pánico que sentía por su padre

Miguel cantante

La malaria fue una de las “desgraciadas herencias” que Miguel Bosé recibió de su padre, el famoso torero Luis Miguel Dominguín, y es que el cantante cuenta que cuando cumplió diez años, su progenitor lo llevó a un safari por Mozambique sin administrarle quinina.

Esta y otras revelaciones las confiesa Bosé en su autobiografía: “El hijo del Capitán Trueno”, un texto que llegará a las librerías el próximo 10 de noviembre.

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Sobre su viaje al safari recuerda que su padre un día le dijo a su madre, la artista italiana Lucía Bosé: “Lucía, me han dicho que el niño lee, que lee mucho, sin parar”… “Y mi madre le preguntó que cuál era el problema con que yo leyese, y él contestó: ‘¡Maricón, Lucía, el niño va a ser maricón!’”.

Bosé asegura que a su madre no le cabía en la cabeza que su padre, siendo una figura internacional “y de formas exquisitas, fuera tan poco evolucionado en ciertos temas básicos muy vitales. Le parecía retrógrado, sin hablar de lo machista”.

Agrega que en contra del criterio de su madre lo llevaron a Mozambique a un safari que emprendieron a mediados de junio de 1966; también, recuerda que nunca le dio las pastillas de quinina que el médico de la familia le había dicho que tenía que tomar ya que el niño podía morir si enfermaba de paludismo. Lo que efectivamente ocurrió, evoca Bosé: en el mes en el que estuvieron en tres campamentos en Mozambique, donde relata cómo enfermó gravemente.

“Entendí que nunca conseguiría estar a la altura de sus expectativas”, relata Bosé, quien afirma desarrolló sentimientos de pánico por su padre.