Carlos Alcaraz hace girar su raqueta sobre su dedo índice, con cara de pistolero a punto de disparar, mientras clava su mirada en Jannik Sinner. “Vas a soñar conmigo”, parece decirle mientras el pelirrojo italiano vuelve del vestuario tras perder el primer set en el ‘Duelo del futuro’ que se hizo presente en la segunda ronda del Masters 1.000 de París y en el que el murciano, ‘El Elegido’, se llevó la victoria por 7-6 (7/1) y 7-5 en 2h:08.
Por primera vez en el circuito ‘grande’ (en 2019 se habían medido en un challenger con victoria del español) se ponían frente a frente dos jugadores destinados a dominar pronto la ATP, a jugarse entre ellos los mejores títulos. El italiano, de 20 años, estrenaba esta semana su condición de top-10 (9º). Alcaraz, de sólo 18, está ya en el puesto 35º tras su fulgurante explosión. La victoria para Sinner, con cuatro títulos este año, suponía seguir peleando por estar en las ATP Finals (8º y batallando con Hurkacz y Norrie, que le pisan los talones). Para Alcaraz, dar un golpe sobre la mesa ante otro joven predestinado para la gloria. Y Charly pegó una dentellada.
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En un primer set jugado a la velocidad de la luz en la pista 1 y no en la central (voces autorizadas como la de Ivan Lujbicic criticaron la ‘ceguera’ de la organización), Alcaraz no se inmutó ante un break inicial. Enseguida lo contrarrestó, sacó golpes fulgurantes y certeros como si su raqueta fuese la katana de ‘Kill Bill’, sirvió con primeros a una media de 193 km/h y dominó el tie-break como un veterano.