Las personas que tienen más parejas sexuales a lo largo de su vida tienen un perfil característico. Conocerlo puede tener un gran interés desde el punto de vista de la educación sexual y la salud pública.
El científico explica qué motivó la puesta en marcha de este análisis: “La idea surgió al darnos cuenta de que no existían estudios que analizasen las variables relacionadas con el número de parejas sexuales que las personas tienen a lo largo de su vida. Nos pusimos manos a la obra con el objetivo de encontrar qué variables están relacionadas de forma significativa con el número de parejas sexuales en personas mayores de 50 años. La muestra del estudio estuvo formada por 6.921 personas (3.054 hombres y 3.867 mujeres)”.
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A tenor de los resultados del trabajo, estas son las características que se asocian con un mayor número de parejas sexules a lo largo de la vida:
Tanto en hombres como en mujeres: tener una menor edad, estar separado o soltero, fumar y beber alcohol.
Solo en hombres: homosexualidad, estar en los niveles más altos y más bajos de riqueza.
Solo en mujeres: bisexualidad, etnia blanca, actividad física regular.
Este sería el perfil más característico pero, ¿cuál es la cifra a partir de la cual se puede considerar que una persona ha tenido muchas parejas sexuales? El investigador advierte que es complicado establecer un número concreto, pero, de manera orientativa, se podría hablar de una cantidad alta a partir de 10. Los hombres siguen a la cabeza Entre los hombres que formaron parte de la muestra de esta investigación, el 29,8% no habían tenido ninguna pareja sexual o solo una a lo largo de su vida; el 30,5%, entre 2 y 4; el 19,8%, de 5 a 9; y el 19,9%, 10 o más. Entre las mujeres, el 38,5% habían tenido entre cero y una pareja sexual; el 37,4%, de 2 a 4; el 15,6%, de 5 a 9; y el 8,5%, más de 10.
La constatación de que los hombres llegan a tener un mayor número de parejas sexuales que las mujeres no supuso ninguna sorpresa. Los investigadores apuntan dos de los motivos subyacentes. El primero, de carácter más físico, es que los varones tienen niveles más elevados de la hormona testosterona, lo que tiende a incrementar su deseo sexual o, al menos, su percepción de él. La otra razón, según los autores del estudio, es que sigue existiendo un doble rasero en las actitudes sociales sobre la promiscuidad en hombres y mujeres. En general, se ve con mejores ojos la actividad sexual intensa en ellos que en ellas.
López Sánchez considera que los hallazgos de este estudio pueden “ayudar a los profesionales de la salud a identificar a las personas con mayor riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual. Además, también permiten diseñar intervenciones de educación sexual dirigidas de manera específica a los grupos de mayor riesgo”.