Con el paso del tiempo, tanto las mujeres como los hombres van perdiendo fuerza y tono muscular en el suelo pélvico, lo que puede derivar en problemas a largo plazo como incontinencia urinaria o fecal. Y es que el suelo pélvico “es el encargado de soportar el peso de las vísceras y evitar las pérdidas de orina y heces”, por lo que “es importante que estos músculos tengan la fuerza y el tono necesarios para realizar sus funciones”, señalan los autores del documento Puntos clave en los ejercicios Kegel, de la Sociedad Andaluza de Médicos de Atenciòn Primaria.
La forma más sencilla de fortalecer esta zona es con la realización de los famosos ejercicios de Kegel. Estos, como informa Rocío Luque, fisioterapeuta de BluaU de Sanitas, “fueron creados por Arnold Kegel en los años 40 -de ahí su nombre- para trabajar la musculatura del suelo pélvico y se basan en la contracción voluntaria y aislada de los músculos del suelo pélvico y su posterior relajación”.
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Los beneficios de esta práctica son muchos y muy diversos. Como apunta Luque, los ejercicios de Kegel nos ayudan:
A prevenir y tratar patologías de suelo pélvico como la incontinencia urinaria, fecal, incontinencia de gases o los prolapsos. Aunque estas patologías afectan predominantemente a la mujer, el hombre no está exento de padecer alguna de ellas a lo largo de su vida.
En el caso de la mujer, el trabajo del suelo pélvico se hace especialmente importante en el momento del embarazo y posparto, debido a las adaptaciones hormonales y estructurales que se produce en el embarazo.
Prevenir y tratar la sintomatología que aparece en la menopausia, momento en el cual la mujer sufre un déficit de estrógenos que va a conllevar una disminución del colágeno de los tejidos con su consecuente debilitamiento, menor turgencia de los tejidos, sensación de sequedad vaginal…
A rehabilitar el suelo pélvico después de una cirugía pélvica, ya sea una prostatectomía (hombre), histerectomía (mujer), o cualquier otro tipo de intervención que afecte a esa zona.
Además, como indica Juan Antonio Barca, presidente de la Comisión de Fisioterapia Uroginecológica y Obstetricia del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (Cpfcm), “puede mejorar la función defecatoria”.
Pero eso no es todo. ¿Sabías que tener un suelo pélvico tonificado puede ayudar y mucho a las relaciones sexuales? Y es que, mantener el suelo pélvico “en forma”, ayuda a tener unas relaciones sexuales más placenteras y a aumentar la intesidad de los orgasmos. “Desde un punto de vista sexual, para ambos sexos, realizar estos ejercicios ayuda a mejorar el orgasmo y a un mayor mantenimiento de la erección ya que mejora el estado de toda la musculatura perineal lo que favorece la excitación”, señala Barca. “Controlar y trabajar el suelo pélvico ayuda a que las relaciones sexuales sean mejores, potenciando la erección en el hombre, retrasando la eyaculación y mejorando la lubricación y sensibilidad en la mujer”, apunta Luque.
Según los expertos de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria (Samfyc), “en los hombres, estos ejercicios mejoran la función sexual y pueden prevenir y tratar la eyaculación precoz”. En las mujeres, por su parte, “ayudan a mejorar la tonificación de la musculatura vaginal y a mejorar la fricción durante la penetración, lo que facilita llegar al orgasmo, aumentando, además, la sensibilidad de la zona”.
Un suelo pélvico saludable propicia una vida sexual gratificante, pero también al revés. Es decir, el hecho de mantener relaciones sexuales por sí solo ya tiene un efecto positivo en el suelo pélvico y por ello muchos especialistas aconsejan tener una vida sexual activa para tener esta zona “sana”. Y es que, la excitación y el orgasmo aumentan la irrigación sanguínea tonificando los músculos y tejidos. Además, las contracciones involuntarias y rítmicas de los músculos que se experimentan durante el orgasmo los ejercitan, contribuyendo a la disminución de la abertura vaginal que se podría encontrar dilatada por causas como la hipotonía o un parto traumático.
Asimismo, las contracciones orgásmicas también fortalecen la musculatura involuntaria, que supone el 80% de los tejidos del suelo pélvico. Por otro lado, la penetración y el orgasmo evitan la atrofia vaginal tanto en la menopausia como tras una histerectomía (extirpación del útero) debido al masaje estimulante del pene (o un juguete sexual) en el suelo pélvico.