El deseo sexual se produce cuando el cerebro percibe un determinado estímulo como sexual, una circunstancia que cambia a lo largo de la vida; tal y como recuerda a CuídatePlus José Manuel Valverde, miembro de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). “Esos cambios (en el deseo sexual) a veces ocurren en el comienzo o el final de las relaciones, con cambios en la vida y con patologías físicas o psíquicas”, aclara este médico de Familia con un máster en Sexología. Por tanto, los factores que afectan a las ganas de tener relaciones sexuales varían desde lo puramente físico o biológico hasta los elementos de tipo psicológico.
Sobre los aspectos emocionales y psicológicos que más afectan al deseo sexual, tanto Valverde como Carpallo sostienen que entre los más destacados se encuentran los conflictos de pareja. Para el miembro de la SEMG, éstos suelen ser los más habituales si dejamos de lado las patologías físicas que pueden afectar a la actividad sexual debido al trasfondo psicológico que tiene la falta de conexión, las peleas sin resolver, la comunicación deficiente cuando hablamos de necesidades y preferencias sexuales con el otro y los problemas de confianza, a veces, debidos a una infidelidad por parte de la pareja.
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En este sentido, Carpallo apunta que existen otras situaciones que pueden inhibir el deseo sexual como puede ser el estrés u otras más complejas cuando existen traumas asociados a un abuso sexual o una situación incómoda que conlleva el bloqueo de la propia sexualidad.
“A veces lo que bloquea nuestro deseo es algún problema con nuestra autoestima, que no nos deja desinhibirnos en el acto sexual y, por lo tanto, no lo vivimos como algo positivo, o incluso que exista alguna dificultad como el dolor en la penetración, o el hacerlo casi por imposición que, de nuevo, nos lleve a vivir la experiencia como algo negativo, y por tanto, desaparezca el interés por repetirla”, detalla esta sexóloga.
En este punto, Valverde suscribe que los problemas de salud mental, como la depresión o la ansiedad, afectan directamente a la salud, igual que el estrés, siendo la sexualidad la primera área en sufrir alteraciones.
A su juicio, otros elementos que afectan al deseo sexual son los problemas de autoestima o conflictos con imagen corporal, incluidos los cambios durante el embarazo, los antecedentes de maltrato físico o de abuso sexual y el hecho de tener experiencias sexuales negativas en el pasado.