Por qué no debes fingir el orgasmo con tu pareja

Por qué no debes fingir el orgasmo con tu pareja

A veces uno de los componentes de la pareja decide fingir el orgasmo de manera ocasional para no dañar los sentimientos de la otra persona. En este aspecto, la psicóloga y sexóloga del Centro SEES considera que el hecho de fingir el orgasmo ya sea de forma puntual o recurrente significa que “estamos viviendo las relaciones sexuales más centrados en cómo se siente la otra persona que en cómo se siente cada uno”.

Para Granados, el hecho no es si finge el orgasmo de manera puntual o recurrente, es si se desea disfrutar de una vida y salud sexual satisfactoria, plena y placentera. A su juicio, poder disfrutar del sexo está condicionado por cómo la sexualidad se centra en la penetración y por los pensamientos que se comparten en el imaginario colectivo entorno al sexo. “Si se prosigue con estos mitos, modelos y referentes de (des)información, de posturas acrobáticas y exclusividad del coitocentrismo para obtener placer, evidentemente habrá problemas en toda persona que desee lograr placer en solitario o en compañía, ya que no se cumplirán sus expectativas, por lo que creará efectos negativos en ambos, en su relación con ellos, sus cuerpos, lo que sienten y expresan”, subraya esta experta.

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Asimismo, Granados advierte que fingir en una relación sexual se puede comparar con fingir en el día a día con la pareja, la familia, los amigos y los compañeros de trabajo. “Entendemos que fingir en estas situaciones y con estas personas, ni funciona ni te hace sentir bien”, precisa. Esto es lo que ocurre cuando finges el orgasmo Al final, cuando se finge el orgasmo con una pareja el resultado es que se genera sufrimiento y surgen emociones como la frustración, la culpabilidad y la tristeza, tal y como apunta Rodríguez. “Muchos de mis pacientes que se encuentran en esta situación se avergüenzan y por ello prefieren ocultarlo, no quieren dañar a sus parejas, pero no son conscientes que esta forma de abordar las dificultades sin duda mantiene e incluso hace mayor el problema”, sostiene esta psicóloga y sexóloga.

Por su parte, Granados comenta que sus pacientes en consulta ante esa desconexión emocional y/o sexual experimentan un enfriamiento e intentan retomar esa conexión a la situación y a su pareja disimulando y actuando como se espera de ellos.

Desde su punto de vista, si en ese momento de desconexión, informamos de lo que necesitamos; ya sea un beso, un abrazo, parar o cambiar el tipo de estimulación, se creará un vínculo de comunicación, sinceridad, autoconocimiento y conocimiento de la otra persona. “Esos sentimientos sumarán, no como una causa-efecto, sino como elementos que ayudan y refuerzan. Mientras que, si los sentimientos van relacionados con la desconexión, se irá ampliando la distancia física, sensual y relacional, surgirán el miedo, la inseguridad, la no comunicación efectiva y real, es decir, que, en lugar de aunar fuerzas, habilidades y recursos para una mejor resolución, se restan”, aleta Granados.

En cuanto a cómo abordar estas situaciones en pareja, Rodríguez aconseja establecer una comunicación asertiva expresando al otro qué nos ocurre y cómo nos hace sentir. “Si tenemos alguna idea de lo que nos hace no excitarnos lo suficiente, plantearlo y proponer alternativas que poner en común para mejorar esta situación”, concluye.