EEUU ofrece ‘sobornos’ a familias de afganos muertos en su ataque

EEUU ofrece ‘sobornos’ a familias  de afganos muertos en su ataque

El Pentágono ofrece pagos no especificados a las familias de los civiles que murieron en un ataque fallido de un dron estadounidense en Afganistán.

A través de un comunicado divulgado el viernes, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., John Kirby, anunció que el Departamento de Defensa norteamericano (el Pentágono) decidió ofrecer pagos de indemnización a la familia de los 10 afganos que murieron durante un mortífero ataque estadounidense con aviones no tripulados (drones) ocurrido a finales de agosto.

Según la nota, el Pentágono no reveló la cantidad de dinero que se incluiría en los “pagos de condolencia graciables”; además, declaró su preparación para trabajar con el Departamento de Estado de EE.UU. a fin de apoyar a las familias de los difuntos si quieren emigrar al país norteamericano.

Las personas que “murieron en el ataque fueron víctimas inocentes que no tenían ninguna culpa y no estaban afiliadas a la rama afgana de Daesh, ni constituían una amenaza para las fuerzas estadounidenses”, afirmó Kirby al respecto.

Esto mientras que, los familiares de los asesinados en el referido ataque exigen justicia de las instituciones internacionales, así como una disculpa cara a cara de los funcionarios estadounidenses y una compensación. El 29 de agosto, un misil estadounidense golpeó un automóvil conducido por Zemarai Ahmadi, quien había sido identificado erróneamente como un terrorista. El ataque tuvo lugar mientras Ahmadi acababa de estacionar en la entrada de su casa. En total, diez miembros de la familia, incluidos siete niños, perdieron la vida en el ataque.

Tras el ofensivo, el Pentágono siguió insistiendo durante más de dos semanas en que el ataque estaba justificado y era necesario para evitar un ataque contra las tropas estadounidenses tras un bombardeo en el aeropuerto de Kabul que mató a 13 militares norteamericanos y hasta 170 civiles afganos.

Pero al final, el general Kenneth McKenzie, jefe del Comando Central de EE.UU. (Centcom, por sus siglas en inglés) admitió el 17 de septiembre que el ataque mortal “fue un error” en nombre de las Fuerzas estadounidenses.