A partir de la celebración del 86 aniversario de la Independencia, “la esquila de San José”, de 750 kilogramos de peso, resuena cada año en la Ciudad de México
La madruga del 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla, acompañado de un grupo de insurgentes -entre ellos Juan Aldama e Ignacio Allende-, se dirigió a la parroquia de Dolores para convocar al pueblo y exhortarlos a levantarse en armas contra la corona española, es en esta parte de la historia es donde cobra interés una reliquia del que poco se suele hablar: la campana de Dolores.
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Al grito de “¡Mexicanos, viva México!, ¡Viva la Virgen de Guadalupe!, ¡Viva Fernando VII! y ¡Muera el mal gobierno!”, Miguel Hidalgo daría inicio a la lucha por la Independencia de México. Un episodio que los mexicanos conocemos de principio a fin, pero seguro te preguntaste alguna vez qué fue de la campana de Dolores; a continuación te contamos la historia y destino de este instrumento tras la gesta independentista.
Alrededor de las 5 de la mañana el 16 de septiembre, según relatan las crónicas, Hidalgo se valió de dos símbolos que pasarían a la historia, el primero de ellos fue un lienzo con la imagen de la Virgen de Guadalupe; y el segundo, la campana de Dolores.
La también llamada campana de la Independencia fue fundida el 22 de julio de 1768 por la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores, obispado de Michoacán, en honor a San José. Durante el Grito de Dolores, el cual marcaría el comienzo de un proceso histórico que daría fin al yugo español, el campanero José Galván hizo sonar la campana en la parroquia para convocar al pueblo.
Por órdenes de Porfirio Díaz, la “campana de la libertad” fue trasladada del campanario de la iglesia de Dolores Hidalgo (Guanajuato) al Palacio Nacional en la Ciudad de México, esto con el objetivo de que fuera incorporada a las celebraciones de la Independencia de 1896. Fue ese año, el 15 de septiembre, que la campana arribó a la capital en medio de un despliegue militar. De acuerdo con la página del gobierno mexicano, momentos previos a su llegada se eligió al comité que desfilaría junto a la esquila a su paso por la Avenida Juárez hasta la Plaza de la Constitución.
El acto fue custodiado por una división del ejército, además la campana de Dolores -adornada por una corona de laurel- hacia su recorrido a bordo de un carro alegórico con ruedas y lanza cubiertas de oro, mientras al frente ondeaba el escudo nacional.