La vuelta de Evander Holyfield (58 años) al boxeo no fue un espectáculo, sino un esperpento que se podía haber evitado. El excampeón del mundo de los pesados, una leyenda que también reinó en el crucero, terminó con su reputación por los suelos a sólo 1:49 minutos de comenzar el combate de exhibición a ocho asaltos con reglas del boxeo profesional, pero sin reflejo en los récords. El exluchador de la UFC Vitor Belfort envió un par de veces a la lona a ‘The Real Deal’ y el árbitro tuvo que parar el combate para evitar daños.
En el Seminole Hard Rock Hotel & Casino de Hollywood, en Florida, y con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump como comentarista invitado en la retransmisión, el abuelo Holyfield (44-10-2, 29 KO’s) volvió a un ring que no pisaba desde 2011, cuando ganó por KOT a Brian Nielsen. Belfort, excampeón de la UFC y 14 años menor, se lanzó en tromba, puso a funcionar los puños como una batidora, y la exhibición acabó en un visto y no visto. No hubo combate.
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Holyfield, despreciando ese dicho que reza que ‘el boxeo es el único deporte al que no se juega’, aceptó sólo una semana antes el desafío, después de que Óscar de la Hoya, que es quien iba a medirse con el brasileño, diese positivo por COVID-19. La Comisión Atlética de California, viendo quizá lo que podía ocurrir, no quiso dar el visto bueno para que el combate con el púgil nacido en Alabama se celebrara en Los Ángeles, y proteger así la salud de una leyenda que había cruzado cuero con toda la élite de los grandes pesos (Foreman, Tyson, Lewis, Moorer, Bowe, Ortiz…).