André Silva y un Otávio de estreno y con estrella sirvieron a Portugal para encontrar este sábado una fórmula ganadora sin la presencia de Cristiano ante Qatar, contra la que ensayó en un amistoso que sirve para calentar motores antes de continuar su clasificación para el Mundial de 2022.
Los de Fernando Santos afrontaban en Hungría un partido que se veía como campo de pruebas para los lusos, que saben que no contarán con su máxima estrella el próximo martes en el encuentro de clasificación ante Azerbaiyán, y también para los propios cataríes, comandados por el español Félix Sánchez.
Era urgente equilibrar el equipo portugués, avisó Santos en horas previas, y para ello trastocó todo el once inicial visto ante el partido anterior de clasificación ante Irlanda, con la inclusión este sábado de Otávio, nacido en Brasil y nacionalizado portugués, como gran novedad. Los primeros compases mostraron la descoordinación que temía el seleccionador, con la primera gran ocasión a pies de Ali Almoez para Qatar, apenas en el minuto 9 con un remate peligrosísimo, y un Portugal que no sabía por donde atacar.
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Semedo, Otávio y João Mário insistían por la derecha, cortados por los cataríes, sin que las quinas mostraran un juego sólido, hasta que las piezas en el centro del campo acabaron por encajar tras el primer cuarto de hora, con Otávio en armonía. Y por obra de André Silva llegó el primero en el 23, de cabeza.
Silva ponía así fin a una sequía con el combinado nacional de casi un año, y comenzaba unos cinco minutos de locura en los que toda la maquinaria pareció perfectamente engrasada: apenas dos minutos después, Otávio ponía broche de oro a su estreno con un tanto también de cabeza gracias a una asistencia de Gonçalo Guedes. Los primeros compases mostraron la descoordinación que temía el seleccionador, con la primera gran ocasión a pies de Ali Almoez para Qatar, apenas en el minuto 9 con un remate peligrosísimo, y un Portugal que no sabía por donde atacar.
Semedo, Otávio y João Mário insistían por la derecha, cortados por los cataríes, sin que las quinas mostraran un juego sólido, hasta que las piezas en el centro del campo acabaron por encajar tras el primer cuarto de hora, con Otávio en armonía. Y por obra de André Silva llegó el primero en el 23, de cabeza.
Silva ponía así fin a una sequía con el combinado nacional de casi un año, y comenzaba unos cinco minutos de locura en los que toda la maquinaria pareció perfectamente engrasada: apenas dos minutos después, Otávio ponía broche de oro a su estreno con un tanto también de cabeza gracias a una asistencia de Gonçalo Guedes.