Aquí te traemos todo lo que tienes que saber si planeas unas vacaciones para reconectar contigo mismo en la bella Guatemala.
Una vez en San Marcos, la constante son pieles blancas, anuncios en inglés y puestos de ropa.
El gran atractivo, sin embargo, es el Lago Atitlán que se extiende victorioso y los volcanes activos que lo rodean.
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Los caminos son más bien fangosos, no están pavimentados salvo uno en el que apenas cabe una camioneta.
No hay hoteles de gran infraestructura, todos los lugares para alojarse son hostales o cuartos que se rentan por Airbnb o a través de anuncios pegados afuera de las casas.
En el Hostal del Lago los espacios comunes son amplios, tiene una entrada directa al Lago Atitlán, temazcal, un salón para hacer yoga (o cualquier otra actividad) y un espacio para hacer fogatas.
Las noches en el hostal son de karaoke, de micrófono abierto para recitar poesía o de sesiones de coaching alrededor de la fogata.
En la misma comunidad, está Eagle’s Nest. Éste es un lugar muy concurrido por ofrecer clases, workshops, retiros espirituales y festivales.
Uno de sus mayores atractivos es su salón situado al borde de un precipicio, completamente abierto.
En la periferia de ese entorno se creó otro ideal para retiros, para conocer gente y para desconectarse.
La conectividad hacia el mundo fuera de esa comunidad es poca, de manera que propicia el ambiente para dejar un poco de lado la vida social a través de las pantallas.
Algo a tomar en cuenta es que el lujo que se refiere a la ostentación no cabe aquí y, en cambio, sí cabe el lujo de conectar con personas de culturas.