Ulises “N”, un repartidor de una empresa de transportes, se quedó dormido al interior de un camión que transportaba harina por un valor de 158 mil pesos, y fue secuestrado de manera exprés por sujetos armados, quienes además le robaron su celular y cartera con 200 pesos.
Consta en la carpeta de investigación CI-FIGAM/GAM-8/UI-3 S/D/01361/08-2021 que el sujeto se encontraba en el camión modelo 1996, placas de circulación 66AB5Z, color blanco, mismo el día de los hechos tenía en su interior mercancía consistente en 300 bultos de harina de medalla, de 44 kilos cada uno, con un valor aproximado de 158 mil pesos, cuando dos sujetos le tocaron a la ventanilla, empuñando un arma de fuego.
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Uno de los dos sujetos fue descrito por la víctima como un joven de 20 años, quien le arrebató el celular y el dinero que tenía en su cartera y que perdió, por andar dormido.
Los nervios hicieron que Ulises se tardara en abrir, lo que propició que los delincuentes lo golpearan en reiteradas ocasiones; el camión se encontraba estacionado en la calle Ferrocarril Hidalgo, colonia Granjas, Gustavo A. Madero, y desde ahí lo llevaron por diferentes calles hasta el Estado de México.
Consta en la declaración que los delincuentes comenzaron a cruzar información con otros sujetos, a quienes señaló como cómplices, pues en el trayecto en el que lo mantuvieron secuestrado, se comunicaron vía telefónica con dos personas quienes los seguían en un vehículo, a la distancia.
Los delincuentes enfilaron hacia la avenida Camarones en Azcapotzalco, una de las vías mayormente transitadas por camiones de carga que provienen de la aduana de Pantaco, Azcapotzalco, para después salir hacia Naucalpan, Estado de México.
“Lo empezaron a meter entre calles hasta que le ordenan que se detuviera, bajándolo del camión y subiéndolo al vehículo Neón color rojo en la parte de atrás”, se puede leer en un informe.
A Ulises lo recostaron sobre un asiento y todo el tiempo sus captores le advirtieron que no los volteara a ver o le harían daño. Luego de horas de estar conduciendo por varias calles, los delincuentes comenzaron a hablar de nueva cuenta por teléfono para que les dieran la orden de bajar a la víctima.