Celulitis y flacidez: puedes mejorarlas con tu dieta veraniega

Los síntomas más habituales son la hinchazón en las extremidades y los cambios repentinos en el volumen corporal (que desparecen tan rápido como llegan).

No hay engaños (ni milagros): aunque suele ser en verano cuando ambos problemas estéticos reciben más atención, la lucha contra la celulitis y la flacidez es una carrera de fondo que hay que mantener durante todo el año y en la que intervienen muchos elementos, entre ellos, el estilo de vida.

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Por eso, el cambio de hábitos que suponen las vacaciones puede tener efectos positivos sobre dos de los principales factores implicados en estas condiciones fisiológicas: el sedentarismo (aumenta la actividad física) y, sobre todo, una dieta inadecuada (las frutas, verduras, ensaladas, pescados y otros ingredientes habituales del menú estival pueden contrarrestar el abuso de azúcares, procesados y otros nutrientes habituales en muchas dietas). Sin embargo, para sacar partido a esta coyuntura favorable hay que tener también en cuenta un “tercer elemento” que está presente en ambos problemas y que, además, se agrava con el calor: la retención de líquidos, que se produce cuando alguna o varias partes del organismo (que suelen coincidir con las que presentan celulitis y flacidez) aumentan su volumen como consecuencia de un exceso de agua entre las células (tejido intersticial).

“Los síntomas más habituales son la hinchazón en las extremidades y los cambios repentinos en el volumen corporal (que desparecen tan rápido como llegan). De hecho, retener líquidos puede llevar a acumular hasta dos kilos de más.

, siendo la parte inferior del cuerpo más propensa a esta retención que la superior”, explica Elena Soria, nutricionista de la Clínica Menorca, quien comenta también cuáles son las causas más habituales de este problema: “Suele deberse al sedentarismo y a una dieta poco equilibrada, con exceso de sal (sodio), azúcares y alcohol. Es un problema habitual entre las mujeres por varias razones: el factor hormonal, tienen la piel más delgada, menos masa muscular y, en general, son más sedentarias. Y además, es mucho más frecuente en esta época del año, ya que las altas temperaturas empeoran la retención”. Sin embargo, para sacar partido a esta coyuntura favorable hay que tener también en cuenta un “tercer elemento” que está presente en ambos problemas y que, además, se agrava con el calor: la retención de líquidos, que se produce cuando alguna o varias partes del organismo (que suelen coincidir con las que presentan celulitis y flacidez) aumentan su volumen como consecuencia de un exceso de agua entre las células (tejido intersticial).

“Los síntomas más habituales son la hinchazón en las extremidades y los cambios repentinos en el volumen corporal (que desparecen tan rápido como llegan). De hecho, retener líquidos puede llevar a acumular hasta dos kilos de más, siendo la parte inferior del cuerpo más propensa a esta retención que la superior”, explica Elena Soria, nutricionista de la Clínica Menorca, quien comenta también cuáles son las causas más habituales de este problema: “Suele deberse al sedentarismo y a una dieta poco equilibrada, con exceso de sal (sodio), azúcares y alcohol. Es un problema habitual entre las mujeres por varias razones: el factor hormonal, tienen la piel más delgada, menos masa muscular y, en general, son más sedentarias. Y además, es mucho más frecuente en esta época del año, ya que las altas temperaturas empeoran la retención”.