La penetración profunda es aquella que facilita que el pene penetre por completo en la vagina y, dependiendo del tamaño del pene, llegue hasta la pared final, movilizando así algunos músculos de la zona y generando sensaciones algo diferentes a la penetración común”, introduce Silvia Cintrano, sexóloga y psicóloga especialista en Terapia de Pareja de Instituto Centta.
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En general, cualquier tipo de penetración puede llegar a ser dolorosa, si no se tienen los cuidados necesarios, como un buen nivel de excitación y una buena comunicación en pareja para trasladar las necesidades o gustos de cada miembro. Sin embargo, la aparición de molestias o dolores en la mujer dependerán de:
El tamaño del pene, ya que, si tiene mucha longitud, puede “forzar” la elasticidad de las paredes y resultar doloroso.
La lubricación y la flexibilidad de las paredes vaginales: si de forma natural o a causa de alguna patología la mujer no lubrica mucho o tiene una musculatura o flexibilidad de las paredes vaginales más rígidas, es muy probable que este tipo de penetraciones resulten dolorosas.
El nivel de excitación de la mujer: en caso de no estar suficientemente excitada, la adaptación de la vagina al objeto que penetre será peor.
Existencia de vaginismo.
“Si existe dolor en una penetración profunda, puede ser síntoma tanto de una mala práctica (ya sea por las razones expuestas anteriormente) como de la existencia de una posible patología que pueda estar impidiendo dicha conducta sexual. En cualquier caso, no será una práctica que deba seguir realizándose, siendo recomendable acudir a un especialista para una valoración y así descartar cualquier problema médico”, advierte la sexóloga. Según Cintrano, suelen favorecer las penetraciones profundas en las relaciones sexuales las siguientes posturas:
Ella encima: estando la pareja tanto tumbada como sentada, y ella mirando hacia la pareja o de espaldas a ella.
Postura del perrito o doggy style: en esta postura se evita chocar con las piernas o que otras zonas del cuerpo interfieran con el movimiento, dejando la entrada de la vagina accesible y favoreciendo una penetración más profunda. Posicionar las piernas de ella sobre los hombros de la pareja: supone, igual que la anterior, exponer la entrada de la vagina sin impedimentos.