Un alto mando militar persa dice que el Ejército vigila todos los movimientos de enemigos más allá de las fronteras del país y responderá a las amenazas militares.
“Vigilamos todos los movimientos de enemigos más allá de las fronteras del país y responderemos a cualquier mínima agresión militar al territorio del Irán islámico”, ha asegurado este sábado el general de brigada Reza Azarian, comandante de la base nororiental de la Fuerza Terrestre del Ejército iraní.
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En su intervención en un acto en la ciudad de Mashad, capital de la provincia nororiental de Jorasan Razavi, fronteriza con Afganistán, el alto mando castrense ha subrayado que “la arrogancia mundial y los enemigos de Irán saben que su mínimo error recibirá una respuesta contundente” por parte del país persa.
Sin mención alguna al terrible caos en el que está sumido Afganistán tras la retirada apresurada de las tropas extranjeras y la consecuente toma de la capital, Kabul, por los talibanes, el general Azarian ha subrayado que nada amenaza las fronteras de Irán gracias a los esfuerzos de las Fuerzas Armadas iraníes, especialmente la Fuerza Terrestre del Ejército. “Hoy en día, la preparación de las Fuerzas Armadas de la República Islámica, incluido el Ejército, en el sector de la defensa, se ha mejorado de manera considerable en comparación con la época de la guerra impuesta por Irak a Irán en la década de los 80]”, ha resaltado. Ha señalado además que “el Ejército preservará de la mejor forma posible la seguridad de las fronteras aéreas, marítimas y terrestres del país”, siguiendo las directrices del Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei.
Los altos mandos militares persas han asegurado una y otra vez que no hay motivos para preocuparse por la seguridad de las fronteras comunes con Afganistán, donde la Fuerza Terrestre del Ejército está presente y cuenta con el apoyo de los guardias fronterizos y de los efectivos del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI).
¿Qué pasa en Afganistán?
El grupo armado Talibán entró el 15 de agosto en Kabul e irrumpió en el palacio presidencial, en medio de la total inacción de las tropas estadounidenses y sin resistencia alguna por parte de las fuerzas gubernamentales.
A su vez, el ya expresidente afgano Ashraf Qani abandonó su país, a consecuencia de la toma de Kabul por Talibán, en el marco de su avance imparable y relámpago por el país asiático. Washington ha sido objeto de críticas debido a su decisión de salir de Afganistán por parte de quienes denuncian su irresponsabilidad en cuanto al país que invadió hace 20 años, con el pretexto de luchar contra el terrorismo y entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad afganas.
