Consejos para disfrutar del sexo en la menopausia

Consejos para disfrutar del sexo en la menopausia

Los cambios que sufre la mujer durante la menopausia pueden hacer que dejen de mantener relaciones sexuales. Los sofocos, la sudoración nocturna, el insomnio, las alteraciones en el estado de ánimo… son algunos síntomas asociados a esta fase de la mujer que, en mayor o menor medida, repercuten en que pierda las ganas de tener cualquier tipo de acto sexual sola o en pareja.

Como explica María Fasero Laiz, coordinadora de la Unidad de Menopausia Saludable del Hospital Sanitas La Zarzuela, con respecto a la salud íntima, “se mezclan varios factores cuando la mujer llega a la menopausia, unas de índole ginecológica y de índole sexual”.

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En la esfera ginecológica, como consecuencia de la pérdida de hormonas, “se produce a nivel del área genital y urinaria un adelgazamiento de piel y mucosas que implica una disminución de la lubricación lo que llega a producir dolor durante las relaciones”, explica la experta.

Esto, sin duda, puede hacer que la mujer rechace cualquier tipo de acto sexual ya que “no son agradables para ella”.
Y es que, tal y como apunta Francois Peinado Ibarra, jefe de Servicio de Urología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo 39, en Madrid, “la sequedad vaginal debida al síndrome urogenital es la causa de la disminución de la libido en el 87% de las mujeres postmenopáusicas y el 78% de las perimenopáusicas”.

Por otro lado, y como consecuencia de este mismo proceso a nivel de la vejiga y la uretra, “se pueden producir ligeras pérdidas de orina con el esfuerzo, lo que crea cierta inseguridad en la mujer”, añade.

En cuanto a la esfera sexual, es importante saber que “la mujer necesita una fase más larga de intimidad, antes de comenzar a excitarse y empezar a lubricar; es decir, necesita más tiempo de caricias y sentirse bien antes de empezar a excitarse, algo que es fundamental que lo conozca la pareja”, explica. En opinión de Peinado Ibarra, “hay circunstancias asociadas a la menopausia que provocan una peor funcionalidad sexual, afectando al deseo de forma negativa, como son la mayor edad, la existencia de sintomatología menopáusica o de síntomas ansioso-depresivos, la presencia de enfermedades en la pareja o de disfunciones sexuales en la pareja (como la disfunción eréctil en parejas heterosexuales)”.