Miembros armados del Talibán llamaron a las puertas de las casas en ciudades de Afganistán ayer, según testigos, diciendo a los temerosos residentes que regresaran a sus trabajos, un día después de que los militantes anunciaran que querían reactivar la maltrecha economía del país.
La crisis económica de Afganistán se ha visto agravada por una guerra de 20 años entre las fuerzas gubernamentales respaldadas por Estados Unidos y los talibanes, la caída del gasto local ante la salida de las tropas extranjeras, la depreciación de la moneda y la falta de dólares.
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Wasima, mujer de 38 años, se sorprendió cuando tres talibanes que portaban armas de fuego fueron ayer a su casa en la ciudad occidental de Herat. Anotaron sus datos, preguntaron sobre su trabajo en una organización de ayuda y su salario y le dijeron que volviera a trabajar, declaró.
Una decena de personas dijeron que ayer hubo visitas no anunciadas de talibanes, desde la capital Kabul hasta Lashkar Gah en el sur y Mazar-i-Sharif, en el norte.
Además de alentar a la gente a trabajar, algunos declararon sentir que los controles estaban diseñados para intimidar e infundir miedo al nuevo liderazgo.
El único tráfico importante en una capital generalmente congestionada era en el aeropuerto, donde cientos de personas intentaban huir del país a bordo de vuelos de evacuación diplomática.
En medio del caos, efectivos estadunidenses descubrieron “restos humanos” en el tren de aterrizaje del avión militar que fue asediado el lunes en el aeropuerto de Kabul por cientos de afganos en total pánico por el ascenso de los talibanes, indicó la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.