Juan Villoro rememora el fantasma de López Velarde

La pieza pretende que las nuevas generaciones descubran quién fue el poeta y que el público se interese en conocer su obra.
Juan Villoro

La temporada iniciará en el Palacio de Bellas Artes.

Una obra de nacimiento fugaz que habla de un poeta que perdura en la memoria, «Retrato hablado», es la última puesta en escena escrita por Juan Villoro y dirigida por Arturo Beristáin que conmemora el centenario de defunción de Ramón López Velarde.

«López Velarde (1888-1921) es el poeta más y mejor leído lo que nosotros quisimos hacer fue darle vida como la persona contradictoria que fue.

Creo que las grandes figuras de la historia corren peligro de convertirse en estatuas, nombres de calles, pero no necesariamente son frecuentadas, leídas y materia viva», aseguró Villoro en conferencia de prensa.

Dos alumnas y un fotógrafo esperan la llegada de López Velarde para regalarle en su cumpleaños número 33 un retrato. Mientras aguardan su llegada, Dolores y Matilde atraen la presencia del poeta con sus remembranzas y el poeta aparece en forma de fantasma.

Velarde estará presente a través de su espíritu, pero el único retrato que se podrá hacer será el hablado, puesto que ese mismo día el autor de «Suave patria» fallece.

«Él estuvo muy cerca de Francisco I. Madero (1873-1913), quien le debía mucho al espiritismo y tuvo un estímulo sobrenatural para lanzarse a la Revolución y López Velarde creía en los fantasmas.

Aprovechando esa coincidencia, decidimos que López Velarde viajara entre 1921 y nuestro mundo contemporáneo», apuntó Villoro.

La historia pretende que las nuevas generaciones conozcan quién fue el poeta y que el público se interese en leer su obra, además de rememorar a grandes personajes de la historia como al pintor Saturnino Herrán, a los hermanos Casasola.

«Llegamos a la conclusión de que es una pieza didáctica, tiene el sentido de revisar la obra del poeta pero lúdicamente», expuso Beristáin.

Según detalló Villoro, el primer acercamiento con el poeta fue cuando tenía 16 años y se debió a un «chisme familiar», puesto que una de sus tías fue novia de Velarde.

Por su parte, Beristáin aseguró que lo leyó en su juventud y después pudo representar «Novedad de la patria», una obra cuyas 100 representaciones fueron celebradas por el ganador al Nobel en 1990, Octavio Paz.