“¿Tienes tu pasaporte sanitario?” es la pregunta que circula en toda Italia tras la entrada en vigor este viernes de las nuevas normas para ingresar en museos y restaurantes de toda la península.
En caso de que no se tenga, las consecuencias pueden ser molestas, sobre todo para los turistas que viajan por las vacaciones de verano boreal.
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Ante los Museos Vaticanos, varios turistas fueron rechazados a pesar de que habían reservado con anticipación la entrada, ya que no pudieron mostrar el llamado pasaporte verde de la salud que certifica que han sido vacunados contra el covid-19, que han dado negativo a un test anticovid o que se ha recuperado en los últimos seis meses de la enfermedad.
Estamos un poco decepcionados. Pero así es”, reconoció Tereza Poganyova, de 20 años, quien pasa una temporada vacaciones con una amiga de la República Checa.
La chica admitió haber recibido un correo electrónico que le recordaba la obligación de presentar el pasaporte sanitario.
En efecto, la mayoría de los visitantes del museo que hacían cola en la mañana para visitar la Capilla Sixtina lo exhibían.
Hugo Muñoz, de 48 años, proveniente de Texas, contaba con la tarjeta de vacunación expedida por Estados Unidos y está convencido de que se trata de una buena medida, pese a que las colas se alargan.
Sé que hay sentimientos encontrados… yo pedí el certificado en mi país (…) me daba algo de tranquilidad, porque probablemente algo protege”, admitió a la AFP.
Pero los turistas no fueron los únicos afectados. Millones de italianos todavía no se han vacunado, otros tuvieron covid hace más de seis meses y, por lo tanto, solo pueden obtener este pase sanitario tras realizar una prueba de detección.
La medida ha generado manifestaciones de todo tipo, como la registrada el jueves por la noche, cuando miles de personas se reunieron en la plaza principal de Turín, Piazza Castello, para protestar bajo el lema “Día sin miedo”.
La mayoría no llevaba mascarilla y algunos cargaban carteles con las palabras “Libertad” y “Discriminación de Estado”.
Nuevas reglas
Este viernes, en los restaurantes del centro de Roma, algunos camareros evitaron pedir el pasaporte sanitario a los clientes que deseaban sentarse en las salas internas, pese al riesgo de fuertes multas.
Muchos establecimientos están preocupados por la introducción de este documento, porque muchos turistas con pruebas o certificados de vacunación no tienen el código QR digital, de fácil lectura.
¿Riesgo de discriminación? ¿Terminaré dividiendo a los clientes, entre vacunados en los salones internos y los no vacunados afuera?”, se pregunta el mesero, que no desea ser identificado.
El jueves por la noche, el gobierno decidió por decreto que el pasaporte sanitario sea obligatorio tanto para los profesores como para los pasajeros de vuelos nacionales, transbordadores y trenes de larga distancia a partir del 1 de septiembre.
Los ministros consideran que se trata de medidas esenciales para frenar el aumento de casos de coronavirus y al mismo tiempo permiten que las empresas y fábricas permanezcan abiertas.
A todos los italianos les pido que se vacunen y que sigan respetando las reglas”, pidió este viernes el primer ministro Mario Draghi, antes del receso por el verano del Parlamento.
Italia ha sido uno de los países más afectados por la pandemia de coronavirus con más de 128.000 muertes, la cifra más alta de la Unión Europea.
La campaña de vacunación ha contribuido a revertir la tendencia en los últimos meses, con más del 62% de la población mayor de 12 años ya vacunada.
Sin embargo, la propagación de la variante delta, altamente contagiosa, está causando preocupación, con 7.200 nuevos casos reportados el jueves.