Libro del Renacimiento ayudó a la realeza a conocer sus horóscopos

El Astronomicum Caesareum es un manuscrito científico renacentista ricamente ilustrado

Imagina que vives en 1540 y te gustaría saber tu horóscopo. Si fueras el emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, recurrirías al Astronomicum Caesareum, o Astronomía del Emperador. Este manuscrito ricamente ilustrado es un gran ejemplo de los inicios de la imprenta y la investigación astronómica. Este tomo científico fue escrito por el astrónomo de la corte, Petrus Apianus, y publicado en mayo de 1540. Hoy en día, es considerada una de las obras científicas más bellas del Renacimiento.

Este volumen se encuentra en el Museo Metropolitano de Arte, que lo llama “el más suntuoso de todos los manuales instructivos del Renacimiento”. Como muchos libros en los primeros años de la imprenta, la tipografía se imprimió y las ilustraciones fueron hechas con bloques de madera tallados. Astronomicum Caesareum estaba especialmente bien hecho.

El volumen contiene 21 partes de papel móviles. Los “hilanderos” de papel circulares llamados volvelles funcionan como “computadoras”, ya que están provistos de información astrológica. El usuario puede girar las capas para alinear los planetas y calcular horóscopos o eclipses. Un hilo unido al centro de cada volvelle solía tenía pequeñas y lujosas perlas de semillas. Esto imitaba la función del astrolabio, un práctico instrumento astronómico de metal. Apiano pronosticó horóscopos utilizando estos métodos para el emperador Carlos V y su hermano Fernando I. Este fue un tributo a su noble patrón, uno que le valió privilegios adicionales del emperador.

En el Renacimiento, los astrónomos y los astrólogos eran prácticamente lo mismo. Un emperador valoraba los esfuerzos de predicción e investigación de sus astrónomos. Entonces, ¿qué tan precisos fueron los conocimientos astrológicos de Astronomicum Caesareum? El texto se basa en un modelo geocéntrico del mundo, la visión dominante antes de la publicación de las obras de Copérnico. Sin embargo, a pesar de esta inexactitud, Apianus identificó con precisión las rutas de cinco cometas, incluido el cometa Halley.