Wenlock, la mascota de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, fue nombrada así en homenaje al pueblo de Shropshire que inspiró los Juegos Olímpicos modernos.
Con una amigable y unida población de 3.000 habitantes, al visitar el pueblo medieval de Much Wenlock en Shropshire -entre el oeste de Inglaterra y Gales-, es difícil imaginar alguna relación con los Juegos Olímpicos modernos, un fenómeno global visto por millones en todo el mundo.
Pero fue en este pintoresco poblado de las Tierras Medias de Inglaterra que en el siglo XIX un médico local, llamado William Penny Brookes, reavivó la llama olímpica.
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Inspirado por los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia, fundó la Sociedad Olímpica Wenlock, con el objetivo de “promover la mejora moral, física e intelectual de los habitantes del pueblo y el barrio de Wenlock, y especialmente de las clases trabajadoras”, mediante un concurso anual emblemático.
Inaugurados en 1850, los Juegos Olímpicos de Wenlock atrajeron rápidamente a miles de espectadores y competidores de lugares tan lejanos como Londres y Liverpool (aunque siempre hubo al menos una actividad “sólo para locales” para mantener contentos a los residentes del distrito).
Hasta el día de hoy, los juegos se siguen celebrando, aunque con un repertorio más convencional.
Además de los deportes campestres típicos y el atletismo, los primeros juegos incluyeron eventos eclécticos para complacer al público, como una carrera de carretillas con los ojos vendados o una “carrera de mujeres mayores” para ganar una libra de té.
Una celebridad regional
El más popular y emocionante de todos fue el “Tilting at the Ring”, que, según Emma-Kate Lanyon, jefa de colecciones y servicios curatoriales del condado de Shropshire, “requiría una gran habilidad y equitación mientras (los competidores) galopaban hacia un anillo suspendido del tamaño de un viejo centavo, con lanza en mano”, y con la misión de desengancharlo.
“El ganador se convertía en una especie de celebridad regional”, agrega. Pero, ¿cómo se llegó de este exuberante evento regional a los Juegos Olímpicos internacionales?
El Sendero Olímpico de Much Wenlock, de 2 kilómetros, cuenta la historia, recorriendo un centro urbano inglés por excelencia desde su punto de partida en el Museo y Centro de Información para Visitantes.
A lo largo de calles en las que abundan exhibiciones florales y negocios familiares, en Wenlock se mezclan cabañas hechas en piedra caliza con majestuosas casas georgianas de ladrillo y maravillas de madera como el Tudor Guildhall, un monumento que alguna vez albergó la sala de un tribunal y cuyo espacio abierto en la planta baja -anteriormente un mercado de mantequilla-, todavía cuenta con un poste de flagelación y esposas para los desafortunados delincuentes de la épóca. “¡No jugaban en esos días!”, bromea un transeúnte.
Todavía están en pie los mercados en Much Wenlock, incluso el de intercambio de maiz (ahora hogar de la biblioteca pública y llamado así por los mercados de maíz que alguna vez se llevaron a cabo entre sus arcos) donde se puede encontrar el segundo marcador de bronce del Sendero Olímpico.
Fue justo aquí donde Brookes estableció la Sociedad Olímpica de Wenlock, uno de sus muchos esfuerzos para promover el bienestar físico, incluida su solicitud para que la educación física fuera obligatoria en las escuelas de todo el país, que tuvo éxito.
Brookes murió 4 meses antes de los primeros Juegos
Una placa en la pared también destaca una selección de mejoras en la ciudad que el laborioso filántropo ayudó a facilitar, desde la construcción de los ferrocarriles hasta la renovación del Tudor Guildhall. Quizás la siguiente parada más reveladora del sendero sea el Raven Hotel, que ahora cuenta con un restaurante premiado por sus recetas.
En 1890, después de visitar los Juegos Olímpicos de Wenlock y escuchar el sueño de Brookes de organizar de nuevo unos Juegos Olímpicos internacionales en Grecia -pese a los esfuerzos fallidos por persuadir al gobierno en Atenas-, fue aquí donde el educador e historiador Pierre Fredy de Coubertin pronunció un discurso donde expresó su afinidad por los ideales del médico.
El joven francés se convirtió en cofundador del Comité Olímpico Internacional en 1894 y el primer evento de los Juegos Olímpicos de Verano fue celebrado en la capital griega en abril de 1896, lamentablemente cuatro meses después de que Brookes muriera a los 86 años.
La tumba de Brookes en los terrenos de la iglesia parroquial de Much Wenlock, conmovedoramente justo enfrente de su lugar de nacimiento, es un trágico recordatorio de que sobrevivió a cuatro de sus cinco hijos.
Es un lugar conmovedor, en un sendero que de no ser así estaría adornado con placas temáticas y esculturas que pintarían una imagen vívida de la historia de los Juegos Olímpicos de Wenlock, desde el esplendor que una vez vio desfilar marchas lideradas por bandas por las calles decoradas, hasta el primer miembro honorario de la Sociedad, Petros Velessarios, ganador de una carrera de 1.400 yardas disputada en Atenas por la que recibió 281 dracmas y una corona de olivo.
La ruta termina como comienza, en el Museo y Centro de Información para Visitantes de Much Wenlock, donde los recursos incluyen folletos del sendero impresos para adultos y niños.
Encantadoramente descrito por Emma-Kate Lanyon como un “pequeño museo con grandes historias que contar”, traza la historia olímpica de la ciudad a través de veteranos deportivos, visitas reales y carnavales.
También se exhiben exhibiciones geológicas y arqueológicas, como dos hermosos paneles de lavabo románico del antiguo monasterio de Wenlock, al igual que varias copas otorgadas al campeón Charles Ainsworth en los primeros Juegos Olímpicos de Wenlock, que se han agregado a la colección del museo desde su renovación en 2012.
Este fue, por supuesto, el año en el que los Juegos Olímpicos volvieron a Londres, haciendo que la herencia de Much Wenlock fuera celebrada en todo el mundo.
Las ventas globales de Wenlock, la extraña pero entrañable mascota tuerta de los Juegos de Londres, totalizaron nueve millones, y las imágenes del relevo de la antorcha olímpica de 2012 de la ciudad se vieron en todos los rincones, desde China hasta México.
Honrar lo que se comenzó hace unos 170 años
Al mismo tiempo, se organizó una versión especial de los Juegos Olímpicos de Wenlock en la que participaron 2.385 competidores de entre ocho y 80 años, incluidos cuatro jóvenes atletas brasileños que aspiraban a competir en Río 2016.
Fue un momento de orgullo para los lugareños, quienes según me dijo Mac Bardsley, secretario de prensa y relaciones públicas de la Sociedad Olímpica Wenlock sienten una “responsabilidad histórica” de honrar lo que Brookes comenzó hace unos 170 años en beneficio de su comunidad.
Los juegos anuales de julio de la ciudad siguen siendo un punto culminante del calendario. Involucran tanto a adultos como a niños y, por lo general, albergan unos 13 deportes que abarcan desde el atletismo hasta el tiro con arco, mientras que las adiciones anuales incluyen una desafiante carrera otoñal en la cercana Wenlock Edge y un Festival de Artes en vivo en marzo.
La inclusión de las artes es otra tradición iniciada por Brookes, quien también estableció una biblioteca de préstamos y varias clases (incluida de botánica y de música) en su búsqueda por mejorar la mente y el cuerpo de la gente.
Aunque el legado de Brookes sigue siendo relativamente desconocido más allá de la ciudad, el compromiso global ha crecido exponencialmente desde 2012. Los miembros del comité de los Juegos de Tokio visitaron Much Wenlock en 2014 como parte de sus preparativos.
También se han realizado exposiciones en lugares tan lejanos como Noruega y Qatar, y entre los que se han puesto en contacto recientemente con el archivero de la Sociedad Olímpica Wenlock, Chris Cannon, se encuentran un clasicista griego y un periodista de Shanghai, lo que ha impulsado un nuevo archivo digital al que se puede acceder desde cualquier parte del mundo.