Anna Kiesenhofer encontró la fórmula para vencer a las poderosas ciclistas de Holanda en la carrera olímpica de Ruta
Esto provocó que cuando Annemiek van Vleuten arremetió en los últimos kilómetros para cruzar la meta en soledad, alzó los brazos creyendo que había atrapado el oro consecutivo para Holanda en la prueba de mujeres.
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Su compañera y reinante campeona, Anna van der Breggen, creyó lo mismo. La británica Lizzie Deignan pensaba igual cuando fue entrevistada por la BBC.
“La mejor ha ganado la carrera hoy. Annemiek era claramente la más fuerte”. En realidad, no lo fue. Al contrario que en las carreras profesionales, en los Juegos Olímpicos no se permite el uso de radios, y eso complica precisar la ubicación de los competidores en la ruta. Pero fue evidente, por la indolencia del pelotón en salir a la caza de Kiesenhofer al término de una jornada de calor extremo, que la mayoría se olvidó que la austriaca iba primera.
“No lo puedo creer”, señaló Kiesenhofer. “Incluso al cruzar la meta, me decía a mi misma: ‘¿Se acabó?’”.
Su alegría contrastaba con la amarga decepción de van Vleuten, de 38 años, quien buscaba seguir los pasos de van der Breggen y Marianne Vos, la campeona de 2012.