Ser medallista olímpica es el motor que impulsa a Ana Gabriela López Ferrer.
Ser medallista olímpica es el motor que impulsa a Ana Gabriela López Ferrer, quien heredó de su madre el gusto y la pasión por la halterofilia, deporte que comenzó a practicar a los 12 años de edad.
“Es un deporte neto de familia pues mi mamá, mi hermana, mis primos, de hecho mi primer entrenador fue mi tío, entonces era obvio que me iba a gustar porque desde niña los veía cuando iban a entrenar, cuando se iban a competir y un día dije quiero levantar pesas con ustedes.
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“Fue algo lindo, tenía como que cierta noción de lo que iba a hacer porque los veía siempre pero ya el hecho de tocar la barra, de agarrar la magnesia, de ir mejorando en cuanto a kilos, de levantar más peso fue una experiencia maravillosa, fue algo increíble y creo que eso fue lo que me fue enganchando más en este deporte”.
Después de su segunda Olimpiada Nacional, la halterista veracruzana comenzó a trabajar en el sueño olímpico que hará realidad en Tokio 2020 donde buscará colgarse una medalla en la categoría de 55 kilos.
“Estaba todavía muy pequeña pero dije puedo llegar a unos Juegos Olímpicos, puedo lograrlo, además de que mi familia siempre me ha estado apoyando y somos una familia de deportistas entonces ellos me dijeron tú tienes el talento, tú puedes llegar a unos Juegos Olímpicos “, rememoró.