La dieta de alto contenido de proteínas se asocia a disminución de peso, pérdida de masa grasa y preservación de masa muscular o magra, comparativamente con la dieta con consumo normal de proteínas. Esos efectos favorables en el peso corporal pueden deberse en parte a la disminución de apetito por aminoácidos, con aumento de saciedad y disminución de ingesta de energéticos; adicionalmente, la dieta con ingesta alta de proteínas se asocia a menor riesgo de enfermedad cardiovascular, con disminución de cifras de presión arterial, perfiles de lípidos y regulación de la glucemia; sin embargo, lo anterior no define por sí mismo disminución de mortalidad y por otro lado, tal dieta se asocia a disminución de consumo de carbohidratos, fibra y otros nutrientes, con potenciales efectos negativos.
Estudios ecológicos previos, reportan correlación positiva entre ingesta de proteínas animales y mortalidad por enfermedad cardiovascular y cáncer. El subanálisis del Estudio Nacional de Nutrición, Salud y Sobrevida (NHANES) destacó el aumento de mortalidad asociado a mayor ingesta de proteínas, lo que no se corroboró en otros dos estudios; además la fuente de proteínas parece influir en la diversidad de beneficios o riesgos, como ocurre en países asiáticos y en particular en Japón donde el aporte fundamental es dependiente de proteínas de pescado.
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En el presente estudio, los autores evaluaron la asociación de ingesta de proteína animal y de plantas con mortalidad de todas las causas y causas específicas, en población japonesa del Estudio de Cohorte Prospectiva de Salud Pública, con 61,595 personas de 40 a 59 años y adicionalmente 78,825 personas de 40 a 69 años, con seguimiento por lo menos de 5 años. Posterior a excluir 275 participantes no elegibles y 4803 que murieron o se cambiaron de sitio de vivienda, se analizaron 103,428 individuos que completaron sus cuestionarios con características demográficas, historia médica y de tratamiento, estilo de vida y hábitos dietarios; 14,226 reportaron cáncer, apoplejía (padecimiento vascular cerebral) o enfermedad renal, 5383 con ingesta extrema de energía con menos de 1000 o más de 4,000 calorías/día para hombres y menos de 844 y más de 3688 calorías/día para mujeres.
Al final se conformó la cohorte con 70,696 japoneses seguidos por 18 años, con 12,381 muertes en total; aquellos que consumieron más proteínas vegetales se asociaron a menor mortalidad total (34% menos), asociada a cáncer (39% menos) y enfermedad cardiovascular (42% menos); los que consumieron proteínas de origen animal como carnes rojas, no tuvieron mayor mortalidad a los que tuvieron dieta sin aumento de proteínas.