Fondo de Cultura Económica da un giro popular, no elitista

Un Fondo de Cultura Económica (FCE) con un enfoque popular y no elitista; que mantenga una política permanente de bajos precios en todos sus títulos; que publique más novedades literarias de autores mexicanos, “no sólo ensayos”; y que consolide una línea editorial “latinoamericanizada”, es decir, “acercar de verdad” a los escritores del subcontinente al gran público hispanohablante.

Así describe Francisco Pérez Arce, gerente editorial del sello que mañana llega a sus 85 años de vida, la marca que imprimirá la administración lopezobradorista a esta “peculiar empresa” del Estado mexicano que posee un acervo histórico activo de unos cinco mil títulos.

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Fundado por Daniel Cosío Villegas en 1934, como organismo dependiente de la Secretaría de Educación Pública, el FCE enfrenta este año una de las mayores reestructuraciones de su historia, debido a que está en proceso de incorporar a la Dirección General de Publicaciones y a la cadena de librerías Educal, que pertenecían a la Secretaría de Cultura.

Todo esto influye en la nueva propuesta. Estamos en la búsqueda. No tenemos aún el mapa completo. Pero el FCE histórico sigue ahí. Conservaremos y mejoraremos si es posible su gran calidad académica. El problema no es la factura de los libros, ni el cambio de temas, sino que queremos ser más incluyentes, llegar a lectores que no podían comprarnos”, comenta en entrevista con un Diario de circulación nacional.

El maestro en Economía por la UNAM ratifica que, por estos motivos, la colección Vientos del Pueblo está en el corazón del nuevo proyecto editorial. “Representa un viraje. Son folletos de entre 24 y 60 páginas, con tirajes de 40 mil ejemplares, cuyo precio va de los nueve a los 20 pesos. Ya llevamos 25 títulos”.

Y adelanta que “acaba de nacer conceptualmente” Vientos de Colores, la serie hermana de Vientos del Pueblo, pero dedicada a los niños.

Será una versión más popular aún que A la Orilla del Viento. La idea es ofrecer buenas lecturas para niños de primaria”.

El investigador, desde 1978, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH aclara que el equipo que dirige el escritor Paco Ignacio Taibo II entró al Fondo “sabiendo que es una empresa prestigiosa y posee un catálogo extraordinario de más de 80 años. Pero también teníamos una visión crítica de cómo había funcionado durante las últimas administraciones. Se habían dejado de publicar cosas importantes”, destaca.

Creemos que existe la tentación de que una editorial de Estado se ponga al servicio de un gobierno y los anteriores directores cayeron en ella fácilmente”, expresó.

Pero “hay que mantener la idea de que debe estar al servicio de la nación, del pueblo. Había un enfoque elitista: libros caros, buenos, pero caros, y algunos innecesariamente lujosos”.

Por eso la propuesta nueva fue el enfoque popular. Sí publicar para la clase media que puede pagar, pero también para quienes no pueden adquirir un libro ni en cien pesos”, agrega.

CUMPLIR CONTRATOS

El también novelista y ensayista admite que, como ha comentado Taibo II, el FCE ha deshecho algunos contratos a petición de los firmantes.

Pero preferiría no hablar de eso. Fue gente que nos dijo que no se había publicado su libro desde hace mucho tiempo y nos daban seis meses para sacarlo, pero les dijimos que no podíamos. Algunos de estos contratos ya estaban vencidos”.

Aclara que “lo que está comprometido, lo vamos a cumplir o lo renegociaremos, no incumpliremos los compromisos”.

Como es el caso, añade, de las obras del mexicano Juan José Arreola, la brasileña Clarice Lispector y el cubano Alejo Carpentier, cuyos derechos fueron adquiridos por el sello el año pasado.

En el caso de Arreola, la propuesta son las obras completas. Aceptamos los términos planteados y pagamos en tiempo lo que todavía se debía. No nos gusta esta modalidad, porque nadie lee ocho tomos, sino la novela o el libro que le gusta. Las obras completas van a las bibliotecas. Pero queremos hablar con los herederos para ver si podemos lanzar un título en particular”, señala.

El autor de las novelas La Blanca (1987), Dios nunca muere (1992) y El día de la virgen (1994) detalla que sobre la obra de Lispector trabajan en tres tomos, que están en proceso de traducción y planean publicar el año que entra. “Y vamos a ampliar lo de Carpentier; le plantearemos a la fundación en Cuba publicar todo lo que podamos”.

Sobre la obra del poeta Octavio Paz, único Nobel de Literatura mexicano, el cronista y catedrático señala que el contrato que poseen está vigente y que no les ha afectado el hecho de que, tras la muerte de su viuda, Marie-José Tramini, hace un año, no hay quien represente sus derechos de autor.

No es un problema sólo del FCE, sino de todo mundo. Están en el limbo esos derechos. Seguimos publicando sus obras en los mismos términos que planteaba el convenio con la heredera. Las regalías se guardan en una cuenta. Desconozco el monto de éstas, pero debe ser mucho, pues nuestro ‘long-seller ‘es El laberinto de la soledad’, indica.

Pérez Arce dice que actualmente hay 50 libros en imprenta.

Tenemos metas estadísticas, pero no le vemos mucho sentido. Debemos publicar por lo menos 350 títulos al año, unas 200 reimpresiones o reediciones y 150 novedades. No las establecimos nosotros, pero las vamos a superar con mucho”.

Asegura que concluirán con la edición del tercer tomo de El Capital de Carlos Marx, de un cuarto volumen de Umberto Eco y de la serie sobre religiones de Fernando del Paso.

Seguiremos coeditando con las universidades y les propondremos distribuir algunos de sus títulos que tengan un público potencial amplio, a través de nuestra cadena de librerías, que ya suman 118, número que queremos aumentar”, subraya.