Francia resiste la embestida del huracán Voigtmann

En Shenzen, a casi un día de viaje en coche de Pekín, Francia superó con un enorme susto su primer gran prueba de este Mundial. Superó a la ciclotímica Alemania en un partido loco. Un encuentro balancín de estruendosos y sonrojantes parciales a favor de uno y de otro: si los galos arrancaban con un relampagueante 14-0, los germanos respondían con un parcial 0-13. Y si los de Vicent Collet ponía un claro 52-28 a mediados del tercer cuarto, los de Henrik Rödl contestaban bravucones hasta ponerse a 9 antes de comenzar el último periodo (59-50).
Una locura, una bendita locura, que tuvo en la defensa francesa y en el acierto del exbaskonista Voigtmann a sus culpables. Entre Gobert, Batum y Albicy hacían imposible la respiración a su rival, mientras que Mbaye y Fournier se encargaban de las operaciones ofensivas: 21 y 26 puntos, respectivamente, con un 7 de 12 combinado desde el perímetro. Estos ingredientes daban todas y cada una de las ventajas a los franceses, que no contaban con la aparición estelar de Voigtmann.
El nuevo pívot del CSKA Moscú, un coloso de 211 centímetros y 115 kilos, tiene una muñeca deliciosa desde el perímetro. Lanzamientos muy elevados que caen como la lluvia sobre la tierra seca: letal, sin ningún tipo de remordimiento. Y así hizo su presentación en el teatro chino: en 28 minutos sobre la cancha, alcanzó los 25 tantos gracias a su fantástico 5 de 7 desde el exterior. Era imparable cuando fijaba el objetivo. Suplía los nervios de Schröder en su estreno mundialista. El base de Oklahoma City Thunder, a pesar de sus 23 puntos, no mostró esa imagen de jugador imparable que nos tiene acostumbrado cuando toca territorio FIBA.
Con su brazo cargado, Alemania recortó unas distancias imposibles: del desahuciado 52-28 al esperanzador 71-68 a falta de tan solo dos minutos. Francia trataba de espabilar ante el chaparrón con Gobert enseñando principios de intimidación .

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