Efectos secundarios y contraindicaciones de los medicamentos

Una de las preguntas más frecuentes que se plantean las personas que comienzan un tratamiento farmacológico es cómo dar buen uso a los medicamentos que consumen. La duda es completamente válida, ya que el empleo de estos delicados productos, cuando es inadecuado o abusivo, puede ser muy peligroso para la salud.
Efectos secundarios y contraindicaciones de los medicamentos
Por ello es de gran utilidad conocer cuáles son las principales indicaciones de los medicamentos, a fin de aprender a utilizarlos de acuerdo a una automedicación responsable, en el caso de los productos de venta libre, o para seguir las recomendaciones del especialista al pie de la letra y reportar algún problema en la terapia.
Cada fármaco cuenta con una serie de indicaciones que detallan cuáles son las enfermedades o síntomas que alivian, las dosis recomendadas para cada edad, el contenido de la fórmula, la presentación del producto y, ante todo, dos parámetros que deben considerarse para que un tratamiento llegue a buen fin: efectos secundarios y contraindicaciones.
El efecto secundario hace referencia a la acción que posee un medicamento, además de su cualidad curativa, que no es el deseado o tiene carácter negativo. Un ejemplo conocido nos lo da el ácido acetilsalicílico, que tienen la finalidad de ayudar a eliminar dolor, fiebre e inflamación, pero que en exceso genera malestar estomacal.
Por su parte, las contraindicaciones hacen referencia a todas aquellas situaciones en las que resulta aconsejable que el paciente no consuma un fármaco, ya que aumenta el riesgo de sufrir secuelas adversas. En efecto, estado de salud, historia clínica y antecedentes familiares pueden condicionar la efectividad y conveniencia de un tratamiento.
Información
para la salud
Una vez explicado lo anterior, podemos hacer un recorrido por los principales grupos de medicamentos e indicaciones particulares de uso.
Analgésicos
Se utilizan para disminuir inflamación, bajar fiebre (temperatura elevada) y dolor músculo-esquelético (en huesos, articulaciones, músculos) o visceral (en órganos). Las sustancias más comunes son el ácido acetilsalicílico, paracetamol (acetaminofén), ibuprofeno y naproxeno, aunque algunos más fuertes incluyen químicos que proceden del opio (morfina y codeína).
Efectos secundarios. Paracetamol, ibuprofeno, ácido acetilsalicílico y naproxeno pueden causar diversos trastornos digestivos, ante todo porque alteran el equilibrio de los ácidos digestivos y favorecen la irritación de las mucosas (tejido que cubre el interior del tracto digestivo).
Irritación gástrica o estomacal. La elevación en el nivel de jugos gástricos irrita el interior de este órgano.
Hemorragias intestinales. Sangrado interno ocasionado por lesiones derivadas del aumento de acidez.
Vómito, náuseas. Ganas de volver el estómago.
Diarrea. Evacuaciones intestinales frecuentes, de consistencia líquida.
Ardor. Agruras o reflujo, debidos al aumento de acidez.
Inapetencia. Falta de apetito.
Constipación. Estreñimiento, dificultad para realizar evacuaciones intestinales.
Dolor abdominal. Es malestar generalizado en el vientre, como reflejo de los problemas anteriores.
Erupciones cutáneas, urticaria, rash. Aparición de granitos en la piel; ocurre en raras ocasiones.
Mala coagulación. Cuando se usa de manera continua, el ácido acetilsalicílico altera la capacidad de la sangre para detener hemorragias.
En cuanto a los derivados del opio, que tienen la característica de disminuir la actividad neuronal, podemos mencionar:
Adicción. Estas sustancias producen sensación de bienestar, por lo que su uso prolongado puede hacer que el paciente dependa psicológica o físicamente de la sustancia.
Síndrome de abstinencia. Se relaciona con lo anterior y se refiere a malestares como nerviosismo y ansiedad, que son manifestaciones del organismo por la falta del medicamento.
Estreñimiento. Es un problema particular de la codeína, y se debe a que esta sustancia disminuye la movilidad del intestino.
Contraindicaciones:
Embarazo. Todas estas sustancias atraviesan la placenta y llegan al feto, por lo que pueden afectar su crecimiento.
Lactancia. Es muy probable que estos medicamentos lleguen a la leche materna y, por tanto, al bebé mientras se alimenta.
Gastritis y úlcera gástrica. Respectivamente, influyen en la inflamación del estómago y la aparición de lesiones en su pared interna. Se caracterizan por exceso de acidez, de modo que el uso de algunos analgésicos es muy desfavorable.
Enfermedades hepáticas. Se ha encontrado que muchos analgésicos, como ibuprofeno y paracetamol, pueden generar, en altas dosis o uso prolongado, problemas en el hígado. Es mejor no consumirlos si hay hepatitis (inflamación de dicho órgano)
Enfermedades virales. El ácido acetilsalicílico está contraindicado en menores de 15 años que padezcan varicela, rubéola, influenza y otros padecimientos generados por este tipo de microorganismos, ya que se tiene el riesgo de padecer síndrome de Reye, que afecta al hígado y cerebro.

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