Jesús Cervantes Gutiérrez es experto en los asuntos de la parcela y carga con un sinfín de anécdotas que podrían formar la microhistoria de la Cristiada en la ciénega de Jalisco: “a mí me bautizaron a escondidas, porque el gobierno no lo permitía”, señala mientras se afianza a su bastón y da un paso más; ha dejado por unas horas su trabajo en el campo para dirigirse a una ventanilla de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en esta ciudad y preguntar por qué su apoyo del programa de Pensión para Adultos Mayores 65 y Más no ha llegado desde hace meses.
Pero su paciencia parece infinita y no se queja cuando le dicen que el sistema lo ha dado de baja, que a sus 87 años debe esperar a diciembre para firmar y comprobar que sigue vivo y así le reactiven el apoyo.
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“Hace ya muchos meses que no me dan, ya no me acuerdo cuántos, pero sí me han dado, así que pues voy a venir este día”, afirma mientras desenrolla el pequeño papel que lleva entre los dedos y en el que él mismo ha escrito una fecha.
Pero su caso no es el único y parece que recibir este apoyo promocionado por el gobierno federal, como uno de sus programas sociales de mayor calado, es cuestión de tener fe y suerte.
María Inés Vargas Miranda viajó desde La Barca a la misma oficina, hace un año se inscribió al programa y no ha recibido un solo peso. El funcionario que la atiende le pide la tarjeta blanca que le dieron en Banamex, ingresa los números en el sistema y lo mismo: “no aparece registrada”, señala y vuelve a teclear: “es que firmó su supervivencia en meses que no eran”, dice.
La explicación del funcionario es ambigua y cuando la mujer le demuestra que cada que se le citó acudió, no hay más que culpar al “sistema” que todo lo hace de forma automática, justificar con que así vienen las cosas desde “arriba”, desde “la secretaría”, desde “la ciudad de México”.
“Pero lo bueno es que no está dada de baja, esa es una excelente noticia; este es mes de depósito y por ahí veo que usted tiene un pago programado. Usted tenga fe, a finales de mes revise su cuenta para ver si apareció el depósito… y si no aparece, en agosto vuelva a consultar, no pierda la fe”, dice el burócrata.
A la Unidad Administrativa Sur de Ocotlán, una a una van llegando más personas que buscan entrar o saber cuándo les van a pagar.
Carmen González Godínez se inscribió a mediados de 2013 y no ha recibido dinero; cuando se sienta frente al funcionario confiesa que entre las vueltas al banco y a las ventanillas de Sedesol ha extraviado la tarjeta, pero conserva su número de cuenta.
“Va a tener que llamar a México para reportarla y que le den otra; métase a la página web del programa, ahí viene todo, ahí están los teléfonos”, dice el funcionario como si viviera en un país donde todos tienen acceso a una computadora con Internet.
Pero como premio de consolación toma el número de cuenta y teclea: “no le han depositado, la tarjeta sigue inactiva, se dan inactivas por motivos de seguridad y una vez que le depositan se activan automáticamente, por eso es importante que hable para que le den otra”, dice.
Jaime González Estrada tiene un año inscrito y cada dos meses acude a un cajero; hasta ahora no ha recibido nada. “Me dicen que todo me va a llegar, pero que tenga paciencia”.
Rosario Jiménez Flores vive sola y algunos vecinos le echan la mano para sobrevivir; hace ocho meses la inscribieron en el programa; le llegó un depósito de mil 90 pesos y después nada, le cambiaron la tarjeta y sigue esperando a que llegue el apoyo, su única fuente de ingresos.
Reglas de operación
El 7 de marzo de 2013, Enrique Peña Nieto visitó Guadalajara y anunció que ampliaría el programa 70 y Más, implementado en la administración de Felipe Calderón; la edad bajó a 65 años.
La intención, dijo, era brindar un apoyo de 525 pesos mensuales a más de 5 millones 600 mil adultos mayores; las estadísticas señalan que hay en el país más de 8 millones de mayores de 65 años.
En las reglas de operación para este año se establece que el objetivo es: “asegurar un ingreso mínimo para las personas mayores de 65 años que no reciben pago mensual superior a mil 92 pesos por concepto de jubilación o pensión de tipo contributivo, mediante apoyos económicos y de participación y protección social que mitiguen su deterioro físico y mental”. Actualmente el apoyo es de 580 pesos al mes.
En el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2014 se etiquetaron 42 mil 225 millones de pesos para este programa y se estipula que debe utilizarse en su totalidad. Sólo 7.51% del monto total puede destinarse a gastos de operación; el resto, entregarse a los beneficiarios.
Realidades distintas
“No tenemos ninguna deuda con ningún adulto mayor y se les ha estado pagando bimestralmente lo que corresponde en el programa”, señaló la delegada de Sedesol en Jalisco, Gloria Judith Rojas Maldonado, cuando se le interrogó sobre las quejas. Sin embargo, reconoce que hubo retrasos en los pagos, pero los atribuyó al programa de “bancarización”; antes el pago se hacía en efectivo y ahora se tiene un convenio con Banamex para que cada beneficiario tenga una cuenta en la que se le deposita el apoyo.
“Hubo atrasos, es cierto, por la bancarización, porque muchos de los adultos mayores no acudieron al llamado y por falta de comunicación; de alguna manera nos faltó, por parte de los tutores, informales que debía asistir a los municipios para hacer la bancarización. No ha sido algo fácil”, indicó.
Los datos de la dependencia revelan que en Jalisco hay poco más de 460 mil adultos mayores de 65 años y 226 mil 445 de ellos están afiliados al programa federal.
La meta, afirmó Rojas Maldonado, es que 2014 termine con más de 370 mil afiliados.
Sin embargo, algunos de los que ya están en el padrón piensan desistir. Margarita Rodríguez Morones lleva cinco meses intentando cobrar el apoyo para su marido, que está enfermo y no puede salir de casa: “le cambiaron la tarjeta y desde entonces no le dan nada, nos dicen que nos esperemos, que el dinero llegará completo, pero no’más ando dando vueltas de un lado a otro y uno se desanima… a veces pienso que es mejor dejarlo por la paz”.
Según Rojas Maldonado, otro factor que provocó los retrasos fue el cambio de fechas para firmar la supervivencia, pues antes se hacía cada cuatro meses y ahora es cada seis. “Además, hubo un problema porque mucha gente fue dada de baja porque no asistió a la prueba de supervivencia”, sostuvo.
Pero en su opinión eso se resuelve fácilmente: “que nos busquen en cualquiera de las 23 ventanillas que tenemos en todo el estado; sólo tienen que decir que no ha llegado su recurso y de inmediato checamos qué es lo que está pasando y se le da solución al momento”.
José Temores Zúñiga y Cruz Villarreal opinan distinto; el 15 de junio cumplieron seis meses sin recibir el apoyo federal a causa del cambio de tarjeta; cada vez que los funcionarios los atienden cuando van a quejarse y pedir explicaciones reciben la misma respuesta: “no se desespere, todo le va a llegar junto”.
Programa a evaluación
El 11 de junio, la Comisión Intersecretarial para el Desarrollo Social de Jalisco facultó al Instituto Jalisciense del Adulto Mayor para que realice una evaluación del programa.
Entre las propuestas que se evalúan está modificar la manera en que se verifica la supervivencia de los beneficiarios, pues según el gobierno estatal este proceso implica costos económicos para ellos y el apoyo de un familiar que deja de laborar para acompañarlos.