Médicos criminalizados

En las peores épocas del autoritarismo priista, los médicos que trabajaban para el Estado entraron en conflicto con sus patrones. La situación era difícil. El gobierno de Díaz Ordaz, fiel a su estilo, brutal, trató a los doctores como barbajanes.
Ahora los médicos que laboran para el IMSS y el ISSSTE se organizan y reaccionan ante autoridades que criminalizan a colegas suyos, acusados de la muerte de un adolescente que llegó al hospital en condiciones deplorables.
Durante mis años iniciales como maestro, disfruté de los servicios del ISSSTE. Nunca he sido enfermizo, así es que mi relación con la institución fue mínima. Pero algo tenía claro entre 1963 y 1970: las grandes logros sociales de la Revolución: salud y educación públicas, estaban en evidente descuido. Los pésimos gobiernos, la corrupción, la falta de proyectos serios para el desarrollo armónico del país los dañaban. Ya en la UAM, a los profesores nos concedieron gastos médicos mayores, lo que nos permite ir a hospitales privados, si así lo deseamos. Por fortuna, sigo disfrutando de buena salud, no soy enfermo frecuente.
He tenido y tengo amigos médicos de talento y sensibilidad. Ello me ha permitido algún acercamiento a la medicina y sus problemas en México. Sé de las difíciles condiciones para quienes laboran en hospitales públicos. Me ha correspondido ya una larga serie de familiares muertos, mis abuelos, padres, una hermana, primos, tíos… Jamás he escuchado quejas o reproches. Ésas me parecen distantes, verdaderos accidentes o descuidos de los parientes como en el caso del jovencito de Jalisco. Sé bien que hay médicos de todas clases: buenos, malos y regulares. Pero tengo la idea que pese a las lamentables condiciones materiales de los hospitales, como en el caso de los maestros de primaria y secundaria, hay responsabilidad y amor por la profesión.
Sin embargo, sí tengo quejas, sólo que éstas no van dirigidas a los médicos, sino al Estado que ha descuidado las instituciones de salud. El enorme prestigio que México tuvo en este aspecto se debió a muchos factores, el principal fue la atención gubernamental. Hoy queremos que sean magos y que con recursos precarios salven a toda persona que llegue agonizando al hospital, cuando éste se encuentra saturado, falto de equipo moderno y con pocos medicamentos. En el campo es peor.
Los médicos han entrado en conflicto con algunas autoridades, ello es grave y debe ser una preocupación no sólo del gobierno federal, sino de todos y cada uno de quienes conducen un estado, no importa el partido por el cual hayan triunfado. Hay que pensar con cuidado sus quejas, sus razones y su situación real. Sus pancartas en manifestaciones y asambleas son claras: no desean ser tratados como criminales, sino con respeto, piensan que deben existir leyes adecuadas para analizar cada caso. México es productor de médicos de alto rango, con una evidente conciencia de sus delicadas tareas. Es de esperar que las acusaciones necias cesen y una calumnia no conduzca a otra y lleguemos al peligroso terreno de las generalizaciones.
La inteligente nota de La Crónica llamada “La Esquina”, señala al respecto: “Las marchas a nivel nacional contra la criminalización de 16 médicos por la muerte de un joven prendieron focos rojos en el Sector Salud. Aunque demasiado tarde, la Comisión de Arbitraje Médico resolvió que dichos galenos hicieron un correcto manejo del caso en 2010. También qué bueno que el IMSS se sumó a la defensa de su personal inculpado. Sí ha habido casos de negligencia, pero no por unos el resto de los doctores tiene que ser estigmatizado.”
El difícil arte de la sencillez
Los nuevos tiempos, desde fines del siglo XIX y principios del XX, demandaron redefinir la cultura. Imposible mantener la equivalencia con las bellas artes clásicas. Otras concepciones, tendencias e inventos hicieron las definiciones más complejas. Pero nunca se ha tratado de equiparar la cultura a una explicación antropológica. Hay que localizar un campo nuevo y más amplio. Me parece que las conversaciones entre Mario Vargas Llosa y Gilles Lipovetsky lo prueban. Tenemos que aceptar que a los valores aceptados se han sumado nuevos autores y corrientes que amplían la idea de cultura. El cine, los cómics, el rock y en general la buena música popular aparecen como fuente de creatividad y educación. Imposible limitarse a los antiguos moldes y modelos. En efecto, los tiempos modernos y las nuevas tecnologías han permitido profundas modificaciones. En este contexto, en la Galería del Sur de la UAM-X, Félix Beltrán expuso algunas de sus aportaciones al diseño, obras que lo han prestigiado internacionalmente; ha enriquecido el arte con excepcionales trabajos de emotiva imaginación. Félix Beltrán nació en La Habana y luego de largos estudios, de diplomarse en la School of Visual Arts y en la American Art School de Nueva York, decidió instalarse en México. Es profesor titular de la UAM-A. Ha obtenido multitud de premios, expuesto en galerías internacionales, recibido doctorados Honoris Causa en diversos países, el nuestro incluido. Acaba de ofrecer una muestra de su trabajo, llamada La función de la simplicidad. La exposición en la UAM-X estuvo integrada por trabajos realizados de 1956 a la fecha; es posible ubicar los años por los temas y tratamientos singulares. Si bien Beltrán explica que su obra está señalada por la síntesis.

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