Durante 17 meses, la Procuraduría General de la República (PGR) redefinió y estableció nuevas reglas en la cooperación con Estados Unidos en la lucha contra la delincuencia y, al interior, ha dado pasos concretos en su reestructuración hacia una Fiscalía General y en el marco de la implementación de un nuevo sistema de justicia penal, en un proceso no exento de obstáculos y desafíos, que incluye romper inercias de años y combate a la corrupción. El plan está en curso.
Mariana Benítez Tiburcio, la subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales, quien es una de las artífices de este proyecto que busca imprimir una nueva faz a la institución, como columna vertebral de una era distinta de la procuración de justicia en el país, habla así del reto, en entrevista con un Diario de circulación nacional.
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Su juventud no riñe con la experiencia. Antes de su designación trabajó seis años en el Congreso, en la generación de acuerdos y la toma de decisiones con las diversas fuerzas políticas del país; nueve años ha sido colaboradora de Jesús Murillo Karam, titular de la PGR, a quien no duda en reconocer como su maestro. Su trabajo, hoy se traduce en el consenso que permitió aprobar el Código Nacional de Procedimientos Penales o el plan nacional de capacitación de los operadores del sistema de justicia penal.
Se habla de que es la mano derecha del procurador, y la mano dura también
Sí, lo he escuchado, pero me considero una persona más que dura, firme en sus decisiones; con la primera con la que soy exigente es conmigo misma, la verdad le exijo a mi equipo, pero no me considero una persona injusta.
“Cuando uno empieza a rodearse solamente de personas que le dicen que sí a todo lo que uno opina o dice se empiezan a cometer errores. Siempre he creído que mi pasión es el servicio público, pero que cualquier puesto o posición de poder es temporal, y hay que aprovechar al máximo para hacer las cosas bien, porque el trabajo es lo que habla por uno, lo que sostiene”, dice.
Una de sus tareas es establecer la relación con otros países para la cooperación en el combate a la delincuencia trasnacional y crear alianzas jurídicas.
¿Cómo ha sido la relación con Estados Unidos?
La relación se ha ido redefiniendo, a partir de poner en la mesa prioridades de ambos países, y además formas de trabajar; yo creo que era cuestión de tiempo, de ser claros y de decir: ‘nosotros queremos colaborar, reconocemos que nos conviene más si sumamos esfuerzos’; sin embargo, ha habido algunos momentos en donde quizá no se ha logrado el mejor entendimiento, o costó trabajo que nos entendiéramos bajo nuevas reglas.
Benítez Tiburcio señala que “hasta ahora en mi área existe una buena interlocución con el Departamento de Justicia, ICE, el FBI y la DEA, hemos construido una nueva relación con todas estas agencias. Me parece que hay saldos positivos en esta nueva redefinición de la relación”.
Refiere que, por ejemplo, “en materia de lavado de dinero, hemos tenido una estrecha colaboración con el Departamento de Justicia y otras autoridades; hemos visto que las reuniones son en otro tono, son en un ánimo de cómo ellos pueden apoyarnos o cómo podemos aportar información, inteligencia, y ya hemos tenido varios casos que han sido exitosos. Vemos que cuando colaboramos y cooperamos desde luego que las cosas salen mejor”.
Al interior, en la Procuraduría los desafíos no son menores, reconoce la funcionaria, para quien ser mujer no ha sido impedimento para realizar su labor: “nunca me he sentido víctima de machismo, y he tratado de no creerme esa etiqueta de mujer en cualquier espacio, no está en mi mente ni en mis temores cuando voy a una reunión y ciertamente soy muchas veces la única mujer”.
Benítez Tiburcio reconoce que “yo creo que la herramienta que he tenido a mi favor es que tuve un muy buen maestro, que es el procurador (de la República), para generar consensos y para buscar alternativas, y siempre ver el lado de cómo sí pueden salir las cosas y se puede construir algo, porque mi trabajo además de ser estrictamente jurídico, también tiene mucho componente de construcción de acuerdos y alianzas”.
Una experiencia que también aplica en la reestructuración de la Procuraduría, en la que Benítez Tiburcio reconoce que “los retos son muchos. Por ejemplo, la propia normatividad interna, construida a lo largo de muchos años, se vuelve una camisa de fuerza que no te permite de manera flexible y ágil hacer los cambios que quieres implementar; ahora en la transición hacia la Fiscalía General tenemos que hacer un borrón y cuenta nueva y tener nuevas reglas internas que nos permitan mejorar nuestra gestión”.
La subprocuradora detalla que “ha sido un proceso de ir tratando de romper inercias de muchos años en el personal, pero ya pasamos de esa etapa de diagnóstico; desde luego que nos tardamos mucho más de lo que hubiésemos querido, y estamos ahora en una etapa de ejecución de un plan”.
Uno de los logros más tangibles, señala la funcionaria, es la reconfiguración de la Agencia de Investigación Criminal, que se integra con tres grandes áreas dispersas antes: el Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia, la Policía Federal Ministerial, a la que se le está dando un nuevo perfil de centro de investigadores de la PGR, y Servicios Periciales, que ahora tienen una sola cabeza que coordina sus labores.
“No ha sido fácil, nos hemos tenido que sentar nuevamente a ver cómo vamos a armar todo este rompecabezas, pero creo que vamos bien. En la parte de la implementación del nuevo sistema se tenía muy poquito hecho, ciertos esfuerzos aislados de capacitación del personal; ahora ya conformamos un grupo de 30 personas que nada más se dedican a este trabajo”, dice la subprocuradora.
Revela además que se está construyendo el Centro Nacional de Capacitación, “ideado por el procurador para que no sólo capacite a nuestro personal, sino a gran escala coadyuvemos con otras instituciones”, en un proceso que incluye el fortalecimiento de la Visitaduría de la PGR para combatir la corrupción al interior, donde se visita cada delegación y área, así como la revisión de expedientes.
Una labor de todos los días, en la que Mariana Benítez Tiburcio acepta que ante la dimensión de la responsabilidad “el tiempo no es suficiente, el día no tiene suficientes horas para trabajar y sacar los temas, y por otro lado, también para generar un equilibrio personal; es decir, se sacrifica un poco el tiempo personal y familiar, en aras de un proyecto como éste, eso es lo más complicado”.
Pero a la par de logros profesionales, en lo personal su éxito no es menor. Tiene una vida plena y feliz, con su esposo, con su familia.
Sonriente, habla de la ilusión del pequeño que espera, de su embarazo, “viene un siguiente reto, que quiero enfrentar con toda la tranquilidad y madurez, porque yo sí creo que las mujeres, y más en posiciones de liderazgo, en posiciones de alta dirección, tienen que tener la oportunidad de poder conjugar ambas cosas (…) trataré de hacer un experimento con mi propia circunstancia y creo que sí podré lograrlo”, pues está decidida a ser madre y seguir con el trabajo que le apasiona, pues sabe que aun lejos de este cargo, su proyecto profesional es participar en la toma de decisiones, permanecer en el servicio público, seguir trabajando para México.