Mundial en Brasil, saludable para los jugadores pero no para los espectadores

Es una de las muchas ironías del deporte: uno de los eventos más saludables del planeta como la Copa Mundial, está produciendo efectos adversos en la salud fuera de las canchas del fútbol. Mientras los futbolistas hacen derroche de energía en los partidos, los espectadores no escatiman calorías mirando esos juegos, pasando muchas veces el umbral de consumo calórico recomendado por los especialistas.

Sea en casa, en el bar o en las gradas de un estadio, la dieta de los latinoamericanos “pesa” cada vez más. Para citar una muestra común del menú de los estadios: 100 gramos de papas fritas tienen unas 540 calorías, la cuarta parte de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS): 2.000 a 2.500 calorías para los hombres y 1.500 a 2.000 para las mujeres.

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De acuerdo con la OMS, la mitad de los hombres adultos y dos terceras partes de las mujeres adultas de Latinoamérica y el Caribe tienen sobrepeso u obesidad, lo que excede el índice promedio de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Se calcula que 130 millones de personas en la región padecen de obesidad, cifra que, según expertos, podría llegar a los 191 millones para el 2030.

Según María Eugenia Bonilla, especialista en salud del Banco Mundial y autora del estudio Prevención de factores de riesgo de la salud en América Latina y el Caribe, son los regímenes alimentarios ricos en calorías, combinados con un estilo de vida sedentario, los responsables del alto porcentaje del sobrepeso y la obesidad en adultos de la región.

Estos hábitos, combinados con el tabaco y el abuso de alcohol, son unas de las principales causas de muerte en la región a través de las enfermedades no transmisibles, tales como accidentes cerebrovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades cardíacas.

En efecto, el Estudio de Carga de Enfermedad de 2010 del Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud clasificó el alto índice de masa corporal (IMC) como el primer factor de riesgo para la salud en países como Argentina, Chile y Uruguay. Y según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, el 71,3% de los adultos mexicanos tienen sobrepeso u obesidad.

Pero, ¿puede la Copa del Mundo llevarnos inspirar hábitos más saludables? ¿Podrá también llevarnos de ser simples espectadores a protagonistas en los deportes?

Hábitos más sanos

“Hay que diferenciar el deporte competitivo de la actividad física regular, aquella que tiene un componente lúdico, de juego o entretenimiento”, dice Luis Pérez, médico y especialista en salud del Banco Mundial. “Mientras el deporte competitivo es para pocos y debe ser practicado bajo supervisión médica, la otra es deseable para todos y aporta al bienestar físico, mental y a la inclusión social”.

Así es que con la idea de incentivar a los latinoamericanos a hacer más actividad física y comer más sano es que varios gobiernos han tomado cartas en el asunto.

Por ejemplo, en Argentina donde las enfermedades no transmisibles representan el 80% del total de muertes, unas 35 empresas y cámaras alimentarias se han comprometido a reducir las grasas trans mientras que cerca de 8.000 panaderías participan en una iniciativa para reducir el sodio a través de una nueva receta de pan.

En Colombia, los bogotanos también disfrutan de los seis gimnasios al aire libre y las CicloRutas para bicicletas les han brindado el incentivo suficiente para desplazarse en dos ruedas.

Por su parte, México, además de remover la comida chatarra y las bebidas azucaradas, ha gravado con importantes impuestos estos productos y Uruguay ha comenzado a incentivar a la población a realizar ejercicios y visitar regularmente al médico.

“Las razones por la que los gobiernos se involucran en acciones para mejorar la salud son múltiples, entre ellas, cuidar a las personas para tener una sociedad más productiva ya que estas enfermedades afectan profundamente la capacidad de sostenerse a sí mismo y a su familia”, explica Pérez.

Mientras, la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) no se queda atrás y recomienda que si se participa en un partido de fútbol – sin importar en la liga que se juegue – lo importante es ir con la panza llena: ingerir hidratos de carbono unas horas antes de comenzar la actividad física.