Con ocho décadas, aún salva vidas en la montaña

Todos en alguna ocasión hemos escuchado relatos (o quizás también hemos sido testigos o beneficiarios) de la loable labor que realizan los socorristas remunerados y voluntarios de la Cruz Roja, quienes este sábado recibirán reconocimientos por su trayectoria, antigüedad en la institución y por las horas laboradas.

Con su tarea, ellas y ellos hacen honor a los principios de la Cruz Roja: la humanidad, la imparcialidad, la neutralidad, la independencia, el voluntariado y la universalidad sin distinción de sexo, raza, credo político, religión o nivel económico. Los distingue el valor y el compromiso hacia la sociedad y hacia esta institución que en febrero pasado cumplió 104 años de servicio.

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Las y los voluntarios están capacitados en rescate urbano, acuático, en estructuras colapsadas y en montañas, entre otras especialidades. En este último rubro Faustino Silva Ramírez cumple 39 años de servicio ininterrumpido en alta montaña. Comenzó como boy scout a los 10 años, se incorporó a la Cruz Roja 1972 y hoy tiene 82. Es el rescatista más longevo en la historia de la Cruz Roja no sólo en México, sino a nivel internacional.

Su más reciente rescate fue hace tres meses en el Iztaccíhuatl, al bajar de la montaña a un joven que subió a drogarse y se perdió en el camino. Don Faustino dice que es muy común el rescate de parejas jóvenes que suben a la alta montaña sin el equipo adecuado.

Su primer rescate lo hizo a los 10 años. “Estábamos en la escuela, y el tablero de baloncesto se colapsó. Corrí a apoyar a un compañero de 10 años que se quedó atrapado. Murió en mis brazos, yo tenía la misma edad”.

A los 12 años vivió otra experiencia: “un camión se cayó a la zanja y rescaté a un padre y a un hijo; ahí comenzó a sembrarse en mí la semilla de la ayuda hacia los demás”.

Un ciclón en Orizaba que había dejada incomunicada a la población le permitió conocer a personas de la Cruz Roja, quienes le enseñaron que debía aprender a ayudar sin arriesgar su propia seguridad .

‘Inyección’ de juventud

Fue entonces cuando don Faustino decidió integrarse a la Cruz Roja para capacitarse como rescatista de alta montaña y socorrista. Desde entonces no ha detenido su camino; y si algo le entusiasma es convivir con los jóvenes que para él son un aliciente para continuar.

“Cuando me preguntan de dónde saco las fuerzas para rescatar a altas alturas, les digo a los jóvenes que mi fuerza proviene del corazón que le pongo a los rescates. Es mi pasión, y me niego a quedarme en casa sin hacer nada”.

Sus hijos consideran que ya no debe arriesgar su vida, sin embargo dos de sus nietos ya hacen rapel y quizá ya llevan en la sangre lo que su abuelo llama el espíritu altruista y el deseo de ayudar.