Una primera edición de “La importancia de llamarse Ernesto” de Oscar Wilde, que él mismo dedicó al gobernador de la prisión en la que estuvo confinado, se vendió hoy en Londres por 55.000 libras (69 mil euros o 93 mil dólares).
El dramaturgo y poeta irlandés se lo regaló en 1899 a James Nelson, administrador de la cárcel de Reading (sur de Inglaterra), donde estuvo encarcelado por “indecencia grave y sodomía”, porque este le había permitido volver a leer y a escribir en su segundo año de reclusión.
La obra, adjudicada en la subasta “Libros, mapas, manuscritos y fotografías históricas” de Bonhams, es la número trece de cien copias de la divertida comedia “La importancia de llamarse Ernesto”, el último trabajo que escribió Wilde antes de ser condenado en mayo de 1895 y con el que cosechó mucho éxito.
“Al Mayor Nelson: del autor. Un reconocimiento trivial por su magnífica y noble amabilidad. Febrero, 99”, escribió el irlandés.
Wilde (1854-1900) fue condenado en mayo de 1895 y trasladado en noviembre a Reading, donde se encontró a merced del gobernador Henry Isaacson, un hombre con “el alma de una rata”, a juicio del escritor, que le prohibió una actividad que el irlandés consideraba “vital para mantener el equilibrio mental”. Cuando en julio de 1896 Nelson reemplazó a Isaacson, el dramaturgo recibió permiso para guardar en su celda material de escritura y redactó “De Profundis”, una extensa carta dirigida a su amante Alfred Douglas, con quien mantenía una relación homosexual que le llevó a su encarcelamiento cuando se encontraba en la cima de su carrera literaria.
El gobernador de la prisión no solo le permitió leer y escribir, sino que le concedió el privilegio de conservar por las noches sus papeles para poder seguir el hilo del texto que estaba redactando.
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