Contaminación ambiental, fuente de enfermedades

Los avances tecnológicos e industriales generados a partir de la segunda mitad del siglo XIX han redundado en múltiples beneficios para los seres humanos, tales como el surgimiento de modernos métodos para el tratamiento de enfermedades, creación de satisfactores que facilitan la realización de actividades productivas y domésticas, redes de comunicación y transporte más rápidas, así como ropa y alimentos más convenientes a las necesidades personales.
Contaminación ambiental, Enfermedades por contaminación del ambiente
Sin embargo, estos hechos han crecido junto con un fenómeno cuyo impacto es evidentemente negativo para la subsistencia de la vida en todo el planeta: la contaminación o deterioro del aire, agua y suelo del ambiente debido a la presencia o aumento exagerado de sustancias que perjudican la salud.
Vegetales, animales y seres humanos se encuentran adaptados a un ecosistema (conjunto de seres vivos y medio físico que interactúan en determinado espacio, como bosque, selva, desierto o ciudad) con condiciones estables, de modo que la contaminación también puede entenderse como el desequilibrio en las características de un medio, lo cual impide el desarrollo de las facultades de los seres vivos, poniendo en peligro su subsistencia y reproducción.
Aunque las definiciones anteriores no excluyen la posibilidad de que la degradación ambiental sea ocasionada por factores naturales (una erupción volcánica es el ejemplo más claro de ello), la contaminación que nos ocupa como problema de salud es la producida por el ser humano, ya que en la actualidad el volumen de desechos y ruido generados por actividades productivas rebasa la capacidad de autorregulación de los ecosistemas, además de que muchas emisiones están constituidas por compuestos inorgánicos, es decir, aquellos que no pueden degradarse o reintegrarse a través de la acción de bacterias u hongos microscópicos.
Según informes de la Organización de las Naciones Unidas, la presencia de elementos tóxicos en ríos y atmósfera provoca un promedio de 12 mil muertes por año sólo en América Latina, a la vez que interfiere en la salud de incalculable número de personas, muchas de ellas niños que se encuentran aún en formación física y mental.
Encontrar una solución no es tarea fácil debido al incremento demográfico y al vertiginoso desarrollo tecnológico, además de que no es posible responsabilizar del problema a un solo sector, pues tanto industrias como hogares y automóviles participan en la generación de contaminantes. Sin embargo, un primer paso consiste en difundir información sobre el funcionamiento de los ecosistemas y de la relación que éstos tienen con el ser humano y su salud, ya que sólo así es posible comprender que el saneamiento ambiental debe ser una responsabilidad compartida por todos.
Contaminación atmosférica o del aire
Es provocada por compuestos tóxicos como plomo, cobre, zinc y óxidos de carbono, azufre y nitrógeno que son arrojados como consecuencia de actividades humanas e incendios forestales, principalmente. Las fuentes que emiten tóxicos al aire pueden ser fijas o móviles; las primeras, como calentadores, estufas, quema clandestina de basura, industrias y centrales de producción de energía son responsables del 20% al 30% de la contaminación, en tanto que las segundas, como automóviles, transporte público, camiones y aeronaves ocasionan el mayor volumen de gases dañinos (70% a 80%).
En el corto plazo, el cuerpo humano sometido a tales contaminantes manifiesta estragos a través de enfermedades en piel, ojos y sistema respiratorio, entre ellas:
Conjuntivitis. Es la inflamación del tejido que cubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados (conjuntiva). Ocasiona lagrimeo y enrojecimiento del globo ocular, principalmente.
Dermatitis. Hinchazón cutánea causada por el contacto directo con una sustancia irritante; la piel enrojece y se experimenta incomodidad persistente.
Salpullido. Granitos o ronchas en la piel que ocasionan comezón y ardor, además de que duelen e incluso llegan a producir adormecimiento.
Envejecimiento de la piel. La presencia de contaminantes, junto con la acción del Sol, lluvia y viento genera arrugas y manchas, acelerando el envejecimiento de la epidermis.
Resfriado y gripe. Infecciones de nariz y garganta que ocasionan estornudos, dolor de cabeza, elevación de la temperatura corporal (fiebre) y cansancio.
Bronquitis. Inflamación de los bronquios o estructuras internas de los pulmones; se manifiesta con tos leve, dolor de garganta y exceso de mucosidades o flemas.
Faringitis y laringitis. Inflamación e infección de la parte superior (faringe) e inferior (laringe) de la garganta. Ocasiona ronquera o pérdida de voz (afonía), fiebre, dificultad para tragar, dolor y tos.
Sinusitis. Infección ocasionada por la obstrucción de uno o más senos paranasales (pequeñas cavidades o túneles situados al lado de la nariz que ayudan a filtrar, calentar y humedecer el aire que respiramos; también dan la resonancia a la voz y aligeran el peso del cráneo), aunque igualmente puede ser una complicación derivada de alguna infección en vías respiratorias.
Otitis. Inflamación de los oídos que puede ocurrir cuando infecciones en nariz y garganta se desplazan a los canales auditivos.
Neumonía o pulmonía. Infección grave de los pulmones que en muchas ocasiones se debe a complicaciones en el tratamiento de padecimientos menos severos, como bronquitis o gripe.

¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA