Un sacerdote católico argentino, acusado y confeso de pederastia, se convirtió en la manzana de la discordia entre dos jerarcas católicos paragua-yos: Rogelio Livieres Plano, obispo de Ciudad del Este y Pastor Cuquejo Verga, arzobispo de Asunción.
Las agresiones entre los prelados católicos paragua-yos, subió de tono en fechas recientes, cuando Livieres Plano calificó de homosexual a Cuquejo Verga, activando con ello a la Conferencia del Episcopado Paraguayo.
El motivo del aireado desajuste entre los jerarcas católicos paraguayos es el sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, quien fuera denunciado en Scranton, Pensilva-nia y Minesotta, Estados Unidos, así como en Suiza por abuso sexual contra niños y jóvenes, entre los años de 2007 y 2008 y en 2012 en Suiza. Urrutigoity fue trasladado después de una estadía en una clínica canadiense, al Paraguay donde fue acogido por el obispo de Ciudad del Este, Rogelio Livieres Plano, quien lo designó como Vicario de la Juventud en la diócesis de Ciudad del Este.
Rogelio Livieres quien es conocido en Paraguay por proteger pederastas, como es el caso de su pariente Jorge Livieres Banks, al tomar nota de la demanda del arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo Verga, en el sentido de que se entregara al pederasta argentino Urritigo-ity a las autoridades judiciales, reaccionó tildándolo como homosexual.
El pleito entre los jerarcas de Ciudad del Este y Asunción, la capital paraguaya, motivó la intervención de la Conferencia del Episcopado Paraguayo, a través de su vicepresidente, el arzobispo Edmundo Valenzuela, quien solicitó a Livieres tomar acercamiento con Cuquejo para pedirle perdón por la ofensa personal, aunque el arzobispo Valenzuela no se pronunció respecto de Carlos Urrutigoity, expulsado por las diócesis de Scranton Pensilvania y el seminario de Winonna, Minesotta, de Estados Unidos, por pederastia. La diócesis de Scranton, Pensilvania expresó en un comunicado a la nunciatura de Roma en Paraguay, sus “serias preocupaciones” sobre el clérigo argentino, a quien identificó como “una seria amenaza para los jóvenes”, no obstante no hay una sola denuncia judicial contra el argentino.
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