Históricamente, en todas las épocas y en todos los países del mundo, la música ha tenido y tiene la habilidad de sumergir a cada miembro de la sociedad en un mundo mejor y eso sucede con todas las Bellas Artes, aseguró hoy aquí la violinista clásica estadounidense Sarah Chang.
De ascendencia coreana y nacida en Filadelfia, Pensilvania, el 10 de diciembre de 1980, la egresada de la respetada Escuela Juilliard añadió, en entrevista, que como artista, siente la enorme responsabilidad de transmitir ese mensaje a los niños y jóvenes que tienen la oportunidad de escuchar música.
“Si pueden levantar un instrumento musical y tocarlo, el resultado es todavía mejor, porque como estudiantes, la música resulta muy benéfica ya que otorga disciplina, refuerza el concepto de trabajar en equipo si se está en un grupo u orquesta y fortalece los lazos de unión entre los miembros de una sociedad”.
Tras lo anterior, Chang subrayó que de manera personal, la práctica de la música, desde hace muchos años, es toda su vida. “Crecí en el seno de una familia de músicos, mis padres querían que tocara el piano o el violín, y me decidí por éste último cuando apenas tenía cuatro años de edad”, recordó.
La entrevistada comentó que desde entonces, cada día del año, sin que haya excepción alguna, trabaja con su violín. “Pueden ser ocho horas, o seis o cuatro o dos o nada más media hora, pero diariamente levanto mi violín, me concentro y lo toco con gran pasión; eso ha moldeado mi vida y mi trabajo”.
Sarah Chang, quien tiene una importante discografía que incluye los álbumes Phantasia, Violin concertos y otros más, informó luego que con motivo del 80 aniversario del Palacio de Bellas Artes, ofrecerá en ese mismo recinto un concierto extraordinario con obras de Niccolò Paganini, Giovanni Battista Vitali, Leonard Bernstein y Serguéi Prokófiev.
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