Como posible explicación está la reducción en los ingresos familiares de una pareja divorciada
Los niños de padres divorciados son más propensos a ser obesos que los hijos de matrimonios que permanecen juntos, según un estudio publicado hoy por la revista científica británica British Medical Journal.
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La investigación está basada en los casos de 3 mil 166 niños con una media de ocho años de edad, procedentes de 127 colegios de primaria de Noruega.
La publicación científica apunta como posible explicación la reducción en los ingresos familiares de una pareja divorciada, una menor dedicación a las tareas de la casa como cocinar por parte de los padres separados y también las secuelas emocionales que produce la separación en el menor.
Así, los jóvenes de hogares con parejas separadas son un 54% más propensos a padecer sobrepeso u obesidad y entre éstos, los chicos son especialmente más proclives que las chicas.
La revista pretende con este estudio identificar a los grupos más vulnerables a los cambios socio-demográficos que afectan a la estructura de la familia, en los que se registra una proporción creciente de parejas de hecho y padres divorciados.
El estudio relaciona esta circunstancia con la prevalencia de los problemas de sobrepeso y obesidad infantil.
Aunque estos datos sólo son representativos para la población noruega que tiene en torno a los ocho años, el estudio pretende extrapolar los resultados a los países occidentales industrializados.
Más allá de estos datos, la investigación recoge que uno de cada cinco niños padece sobrepeso u obesidad según las cifras de la “International Obesity Task Force” (IOTF), una organización creada para combatir la obesidad en todo el mundo.
Los autores explicaron que hay que interpretar el estudio “con precaución” y que sólo permite “especular sobre si el cambio en la estructura de la vida diaria tiene un efecto importante en los niños de familias divorciadas”.