Siempre se dice que cuando una pareja comienza a vivir bajo el mismo techo, también es el momento en que hombre y mujer se conozcan tal cual son. Esto porque mañas, manías, costumbres y hábitos ya no pueden esconderse, y quedan en evidencia frente al otro. En este sentido, el dormir se convierte en un verdadero tema.
Mientras algunas personas creen que el dormitorio sólo debe usarse para descansar, otras lo consideran el lugar ideal para leer, usar la computadora o ver televisión para desconectarse antes de dormir. Y es en ese momento en que la pareja comienza a implementar soluciones para molestarse lo menos posible, como utilizar tapones para los oídos, antifaz para bloquear la luz o audífonos para no perturbar al otro con el ruido.
Ahora, si el otro ronca, habla en sueños, se despierta a la mitad de la noche para llevar comida a la cama, no deja de darse vueltas entre las sábanas, o le gusta destaparse o cubrirse hasta el cuello sin importar si hace frío o calor, el dormir en pareja puede transformarse en una verdadera pesadilla que para algunos sólo se soluciona con lo que puede parecer una drástica medida: dormir en camas separadas.
“Es el paraíso”, afirmó el periodista y escritor Tom Sykes en una columna que publicó en marzo pasado en The Telegraph, en la que relataba su experiencia de dormir en una habitación diferente al de su esposa.
“Puedo leer las novelas de Alan Furst hasta tarde en la noche o acostarme a las 10:00 p.m. sin molestar a mi esposa. Puedo ir al baño a las 4:00 a.m. sin golpearme el dedo del pie, porque puedo encender la luz sin temor de despertar a mi amada y, lo mejor de todo, puedo roncar, tirarme gases, gruñir, babear y… dormir”, describió.
Aunque Skyes explicó que lo que motivó la separación de los dormitorios fueron las molestias de su esposa durante su último mes de embarazo, reconoce que llevaba varios años planteándolo como una opción, sobre todo porque -afirma- “todos los estudios muestran que dormimos mucho mejor cuando estamos solos”.
Respecto al sexo, el periodista y escritor afirmó que en lugar de ser un obstáculo, las piezas separadas pueden avivar el fuego y crear una atmósfera más de citas, en la que él y ella se preguntan: “¿en tu pieza o en la mía?”. De hecho, señaló que de seguro muchas parejas no admiten que duermen en lugares diferentes, porque temen que los otros piensen que ya no tienen sexo o que su relación está mal. “Yo no me siento de esa manera. Me parece que una buena vida de sueño es tan importante como una buena vida sexual”, enfatizó.
Ronquidos: los grandes culpables
Sin embargo, Julia Santin, directora del Centro del Sueño de la Red Salud UC, no es tan optimista y, por el contrario, opina que “lo ideal es que una pareja nunca se vaya a dormir en piezas separadas, porque puede generar un conflicto muy importante en la relación”.
La neuróloga especialista en trastornos del sueño cuenta que aunque en Chile no se han realizado encuestas o estudios respecto al tema, afirma que el mal dormir en pareja es un asunto frecuente de consulta. En este sentido, señala que en la mayoría de los casos los ronquidos son los grandes culpables.
“Los ronquidos con bastante frecuencia generan problemas para dormir en la pareja, porque obviamente que el ruido despierta a la persona que está durmiendo al lado (…) Llega un momento en que la intensidad es tal, que llegan incluso a tener que salir del dormitorio porque tienen que descansar y no pueden cumplir con su trabajo al otro día”, explica.
La siguiente en la lista de responsables es la apnea, es decir, cuando entre los ronquidos ocurre un silencio que genera preocupación en el otro porque piensa que su pareja dejará de respirar. “Obviamente que en ese caso no se cambian de habitación, pero el sueño comienza a ser de mala calidad y muy fragmentado”, dice Santin.
Otros trastornos que pueden llevar a una pareja a tomar la decisión de dormir separados son: – Síndrome de piernas inquietas: ocurre cuando una persona siente la necesidad irresistible de mover sus piernas antes de quedarse dormida. “Las frota, hace elongaciones y si eso es muy acentuado también molesta al que está al lado”, sostiene la neuróloga, y agrega que en el 80% de los casos, las personas que presentan este problema, durante la noche experimentan saltos que son totalmente involuntarios.
– Trastorno conductual del REM: “Aunque pueda parecer tragicómico, es un problema que se ve fundamentalmente en hombres de 55 años para arriba”, explica la especialista.
Este consiste en que las personas actúan sus sueños, especialmente aquellos que son violentos. Así, si por ejemplo en el sueño se está defendiendo de un ataque, él comienza a dar golpes que son recibidos por quien duerme a su lado.
– Levantarse a comer de noche: se trata de personas, sobre todo mujeres, que durante la noche van al refrigerador de manera irresistible e involuntaria. “A veces se levantan tantas veces que el otro se aburre y se termina cambiando de dormitorio”, afirma Santin. La neuróloga añade que, además de los trastornos propiamente tales, existen hábitos que perjudican el buen dormir de la pareja. “Es clásico que uno quiere dormirse antes, pero el otro quiere quedarse revisando el iPad, el computador, los videojuegos, etc. Entonces, los destellos molestan a la persona que está al lado”, explica.
Entonces, ¿cómo se puede evitar que una pareja llegue a dormir separados? Según Julia Santin, siempre hay soluciones, ya sea con medicamentos o con modificaciones en las costumbres y hábitos. Sin embargo, recalca que es necesario conversar con la pareja y explicarle la importancia que tiene respetar las condiciones apropiadas para que el otro pueda dormir y lograr un buen descanso.
“Si uno da una buena explicación, una buena argumentación, uno de ellos entiende y se adapta.
Pero a veces no hay adaptación, y hay que tener cuidado porque en ocasiones hay un problema de pareja encubierto y los ronquidos son sencillamente la excusa para cambiarse de dormitorio”, advierte.
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