Un policía vigiló durante el plagio a jóvenes en Heaven

Édgar Ernesto Gutiérrez Vera, uno de los cuatro policías involucrados en el caso Heaven, brindó seguridad perimetral a quienes secuestraron a los 12 de jóvenes, mientras cometían el delito.

Fuentes de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) relacionadas con la investigación aseguran que este individuo se apostó en un vehículo sobre la calle Lancaster (donde se ubica el bar) casi esquina con Reforma, con la intención de informar si alguien se acercaba, mientras los ejecutores del plagio subían a los jóvenes a diversos vehículos.

Dado que era policía adscrito a la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) “se presume” que habría monitoreado las frecuencias policiales a fin de advertir de cualquier movimiento que pusiera en riesgo a quienes ejecutaron el secuestro el 26 de mayo de 2013.

Según la PGJDF, el plagio fue motivado por un conflicto entre La Unión y La Unión Insurgentes, luego del asesinato de Horacio Vite (narcomenudista) en el bar Black de la colonia Condesa.

Ceremonia en su honor

Familiares y amigos de los 12 jóvenes secuestrados hace un año del bar, organizaron la mañana del lunes una misa en la Basílica de Guadalupe “para buscar la paz para estas víctimas e iluminar a las autoridades para la pronta solución de este caso”, expresó Leticia Ponce, madre de Jerzy Ortiz, al terminar la ceremonia religiosa en la que recibieron palabras de aliento del párroco.

Las madres se reunieron a las seis de la mañana en la Glorieta de Peralvillo y a manera de penitencia caminaron hasta la Basílica.

Por la tarde, familiares de los jóvenes arribaron al Ángel de a Independencia. Vestían de blanco y cada uno traía una playera con la fotografía de su cercano.

De manera simbólica, traían también algunos ataúdes que representaba a cada una de las víctimas, así como globos negros en señal del luto que vive el barrio de Tepito.

“Ahora lo que queremos es memoria, verdad y justicia para nuestros hijos”, enfatizó Leticia Ponce, quien encabezaba la pequeña marcha y quien prácticamente llevó la vocería del caso.

El sitio fue resguardado por un grupo de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, lo que provocó la molestia entre los manifestantes.

“Qué hacen aquí hijos de la chingada, qué nos cuidan a nosotras si ya nos partieron la madre, si ya nos mataron a nuestros hijos”, les recriminó Julieta González, mamá de Jennifer Robles, una de las jovencitas plagiadas.

Un oficial les explicó que sólo trataba de garantizar la seguridad de los manifestantes y de terceros; después les abrió paso.

Terminando la protesta, las madres caminaron hasta la calle Lancaster. Sin embargo, algunos optaron por no llegar, bajo el argumento de que les provocaba dolor y miedo.