Esofagitis, consecuencia de malos hábitos alimenticios

Aunque la inflamación del esófago puede presentarse debido a infección, es más frecuente que ocurra por acidez y reflujo. Si no recibe tratamiento puede generar molestia considerable, dificultad para deglutir, desnutrición, deshidratación y formación de tejido cicatrizante.
Esofagitis, consecuencia de malos hábitos alimenticios
Sensación de quemazón detrás del esternón y dolor que aparece en el pecho y puede extenderse hacia cuello y garganta, son los principales síntomas que experimentan las personas con esofagitis, quienes ven como un infierno el momento de las comidas y de ir a dormir.
“Tales molestias, generalmente, se presentan durante la ingesta de alimentos o cuando la persona se acuesta; además, el ardor llega a acompañarse de regurgitación del contenido del estómago a la boca (reflujo gastroesofágico) o de salivación excesiva”, refiere el Dr. Héctor García Arriaga, médico gastroenterólogo especializado en el Hospital General de México de la Secretaría de Salud (SSa), en el Distrito Federal, y resalta que, en ocasiones, dicha dolencia puede ser difícil de distinguir del dolor en el pecho originado por enfermedades cardiacas (angina, causada por flujo insuficiente de sangre al corazón).
Anatomía
El esófago es tubo muscular de paredes finas, recubierto interiormente de membrana mucosa, que conecta a la garganta con el estómago. El alimento no baja por efecto de la fuerza de gravedad, sino debido a unas ondas rítmicas de contracción y relajación muscular, denominadas peristaltismo.
“Cerca de la unión de la garganta con el esófago hay una banda muscular llamada esfínter esofágico superior. Ligeramente por encima de la unión del esófago con el estómago hay otra banda de músculo denominada esfínter esofágico inferior”, detalla el especialista.
Cuando el esófago está en reposo, estos esfínteres se contraen de tal forma que alimentos y ácido gástrico no refluyen hacia la boca. Durante la deglución, dichas estructuras se relajan para que los comestibles puedan pasar al estómago.
Es importante tener presente que el revestimiento del estómago lo protege de los efectos de sus propios ácidos. Debido a que el esófago carece de dicha estructura, el ácido gástrico que refluye hacia él causa dolor, inflamación y diversas lesiones.
Ácido que sube…
La esofagitis por reflujo se debe a la regurgitación del jugo gástrico con sustancia llamada pepsina, lo que lastima la mucosa del esófago, siendo frecuente la producción de lesiones erosivas y úlceras.
Esta afección se caracteriza por inflamación difusa del esófago, que puede cursar junto con úlcera gástrica o duodenal, o hernia hiatal (cuando una porción del estómago sobresale dentro del tórax, a través de un orificio que se encuentra ubicado en el diafragma). El ácido refluye cuando el esfínter esofágico inferior no funciona adecuadamente; así, cuando la persona está acostada, la fuerza de la gravedad contribuye al reflujo.
El grado de inflamación causada por el reflujo depende de la acidez del contenido del estómago, volumen de ácido gástrico que penetra en el esófago y la capacidad de éste para eliminar el líquido regurgitado.
El dolor puede percibirse como sensación de quemazón o tirantez, que típicamente ocurre cuando la persona traga alimentos sólidos o líquidos. Un síntoma típico de los trastornos musculares del esófago es dolor intenso y opresivo que acompaña a la deglución dificultosa de bebidas calientes o frías.
De acuerdo con el Dr. García Arriaga, el dolor durante la deglución puede ser resultado de cualquiera de los siguientes problemas:
Destrucción del revestimiento esofágico (mucosa), como consecuencia de la inflamación causada por el reflujo ácido desde el estómago. Infecciones de la garganta por bacterias, virus u hongos.
umores, sustancias químicas o alteraciones musculares, como la acalasia (enfermedad rara del esófago que se caracteriza por el ensanchamiento anormal del mismo) y el espasmo difuso del esófago (trastorno en el peristaltismo).
Detección oportuna
Toda persona que padezca reflujo gastroesofágico y, por tanto, esofagitis, no debe tomar a la ligera el padecimiento, “ya que las complicaciones del flujo ascendente de ácido incluyen estrechamiento de un segmento del esófago (condición conocida como estenosis péptica esofágica), úlcera esofágica e inducción de cambios precancerosos en el revestimiento del esófago (síndrome de Barret)”, advierte el Dr. García Arriaga.
Además, la inflamación del esófago puede causar dolor al tragar o hemorragia que suele ser ligera, aunque también puede llegar a ser masiva. Por tanto, es fundamental que el médico gastroenterólogo establezca el diagnóstico y recomiende tratamiento de manera temprana, así se evitarán problemas más serios.
“Para confirmar la presencia de esofagitis y descartar la existencia de complicaciones es necesario realizar estudios radiológicos, como esofagoscopía (examen con tubo flexible de visualización para identificar posibles causas y complicaciones), medición de la presión (manometría) del esfínter esofágico inferior, pruebas de determinación del pH esofágico (acidez) y la prueba de Bernstein (de infusión de ácido en el esófago para observar si los síntomas aparecen enseguida)”, detalla el facultativo.
Y enfatiza que la mejor prueba para demostrar que los síntomas son causados por el reflujo de ácido es la biopsia (examen al microscopio de muestra de tejido) o la de Bernstein, independientemente de los hallazgos que se hayan obtenido con la radiología o la esofagoscopía.

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