El paraíso muxe de Juchitán, acosado por la discriminación

Las flores lucen marchitas en los jarrones de plástico. Llevan un par de días flanqueando la cruz de fierro que está a ras del suelo. El nombre de Elvis Aníbal Santiago Medina apenas se logra ver rotulado debajo del INRI. Varios blocks, una escoba, veladoras y botes vacíos acaparan el piso de tierra que resguarda los restos del hombre, que vivió y murió siendo la joven Niza.
La tumba de palma seca es de las últimas del panteón municipal “Domingo de Ramos” en Juchitán, ese espacio geográfico del Istmo oaxaqueño otrora referente de “tolerancia” y “paraíso” gay (muxe) a nivel mundial, gracias a documentales, investigaciones y revistas, zona que hace tres años abrió sus puertas a la homofobia.
Peregrina, Thalia y Ximena son las responsables de dar color al humilde sepulcro. Aromatizaron la sepultura abandonada.
La ocasión lo amerita, 2 de abril, cumpleaños de Niza, 26 años, de no haber sido asesinada hace dos. Las amigas llevaron flores, veladoras e incienso. Platicaron, recordaron tiempos buenos, estentóreamente rieron, como sólo los muxes saben hacerlo, sin inhibición.
Peregrina recuerda las correrías nocturnas, los bailes y la timidez de Niza. Lamenta la decisión de su amiga de subirse en un mototaxi la madrugada del 28 de abril de 2012. Ese fue el final.
“La vimos treparse al mototaxi de ese chamaco por la madrugada”, cuenta Peregrina, una de las tres testigos que declaró ante el juez contra Jonás P. H., el imputado en el crimen de Niza, quien salió libre meses después al ser juzgado por el Sistema Penal Acusatorio Adversarial (juicios orales).
Niza, muxe de la Séptima Sección (Barrio antiguo de Juchitán), fue encontrada alrededor de las 7 de la mañana del 28 de abril rumbo a la carretera que conduce a la agencia de Playa Vicente, dos días después murió a causa de las lesiones en el Hospital General.