Beber aguardiente, ritual tének para comunicarse con los dioses

Como parte de las actividades del Tercer Seminario Internacional de Ciencias Sociales y Bebidas Alcohólicas Latinoamericanas, que tuvo como sedes a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y a la Secretaría de Cultura de Gobierno del Estado, se presentó la Mesa de diálogo: Impactos socioculturales de las bebidas alcohólicas, donde participó Manuel Alfonso Martínez Treviño, con el tema “Beber para comunicarse con los dioses, alimentación y bebida en la ritualidad de los tének SLP” donde explicó el consumo y uso del aguardiente al interior de una de las etnias más importantes de la Huasteca Potosina.
En entrevista, el especialista en antropología social detalló que si bien se plantean muchas críticas hacia el consumo excesivo del aguardiente en la Huasteca potosina, y las consecuencias sociales –como la violencia-, esta bebida alcohólica tiene a la vez un componente histórico, que de manera cultural que ha estado presente en esta etnia.
“Es un elemento importante para poder comunicarse y generar procesos de ofrenda con las divinidades, agradecer por los alimentos y también por las bondades recibidas del entorno, y al mismo tiempo para protegerse de fuerzas negativas que se encuentran continuamente en el monte y cuestiones que los pueden dañar a nivel personal”.
Agregó que es un sistema muy complejo en el que el aguardiente se va introduciendo como un elemento fundamental, tanto de protección como de agradecimiento y vínculo de comunicación entre los seres y las divinidades.
El maestro Martínez Treviño resaltó que el consumo del aguardiente en esta etnia está presente en todas sus ceremonias, por lo que en ocasiones su consumo puede ser excesivo; si bien no es un consumo diario, tienen muchas ceremonias en las cuales lo involucran directamente, para poder tumbar el monte antes de sembrar, una vez que se siembra, y cuando se va cosechando.
“En lo agrícola, está continuamente presente cuatro veces al año; pero también para cuestiones de curación, cuando se construye una casa, se tiene que ofrendar y beber aguardiente, en las reuniones comunitarias donde se tratan temas importantes, los hombres ingieren aguardiente. El aguardiente está presente en la gran mayoría de la vida de la comunidad, tanto en los aspectos de rituales como organizacionales”.
Indicó que otro punto importante, y una de las grandes críticas, es de dónde proviene el aguardiente que consumen, y explicó que la Huasteca potosina producía cantidades importantes de aguardiente en el siglo XVII. Sin embargo, a partir de los años 70, por cuestiones de salubridad, se fueron prohibiendo las destilerías locales, y ahora todo el aguardiente que se consume o la gran mayoría, proviene del estado Hidalgo; hay una red de intermediarios que lo llevan precisamente a las comunidades.
Como egresado de la Maestría en Antropología Social de El Colegio de San Luis, resaltó que una de las grandes crisis en las que se encuentran actualmente, tiene que ver con que la producción agrícola está cayendo en desuso, por lo que gran parte de estas actividades ceremoniales del uso e ingesta de aguardiente, van perdiendo fuerza: “esto es parte del fenómeno de la globalización, pero al mismo tiempo también es algo que buscan tratar de rescatar.