Human Rights Watch (HRW) condenó el atentado que causó ayer 31 muertos y 94 heridos en la región china de Xinjiang, al tiempo que instó al gobierno chino a responder al ataque “respetando los derechos humanos”, un extremo que no cumplió en sucesos anteriores.
“Las autoridades chinas deberían investigar el ataque lo antes posible y de forma imparcial, sin recurrir a fuerza innecesaria o excesiva, respetando el debido proceso”, señala la organización en un comunicado.
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Ante otros incidentes similares en Xinjiang, región donde los conflictos étnicos se han incrementado en los últimos años, Pekín “trasladó poca información y no reveló las circunstancias de los detenidos bajo acusaciones de terrorismo o separatismo, violando así la ley internacional”, subraya HRW.
A primera hora de la mañana de ayer, dos vehículos arrollaron a la multitud en un mercado abarrotado de Urumqi, capital de la región noroccidental de Xinjiang, y posteriormente explotaron.
El ministro chino de Seguridad Pública, Guo Shengkun, pidió hoy, a su llegada a Urumqi, que se “castigue severamente a los terroristas” y atribuyó el atentado a un movimiento organizado, recoge la agencia oficial Xinhua.
“Las bombas de Urumqi son totalmente reprobables , manifestó al respecto Sophie Richardson, directora de HRW en China, quien añadió: “el deber de China de mantener el orden público incluye respetar el derecho de los sospechosos y de la población en general”.
Según la organización, el desarrollo de Xinjiang dirigido desde Pekín, el envío masivo de chinos de etnia han junto a la hostilidad de las autoridades hacia la cultura, la lengua y la religión de los chinos de etnia uigur -la mayoritaria en la región- ha contribuido a generar “un profundo resentimiento” en esta parte de China.
En la última década, señala HRW, las autoridades chinas han utilizado “cualquier crítica pacífica al Gobierno o cualquier expresión distintiva de los uigures como una evidencia de separatismo o terrorismo, crímenes que en la ley china pueden ser penados con la muerte”.
“La violencia previa por parte de uigures ha sido a menor escala y no evidenció que fuera protagonizada por un movimiento organizado”, defiende HRW, que indica que, desde 2009, la ONG ha documentado “abusos sistemáticos e incorrectos por parte de las autoridades en Xinjiang contra los uigures”.
“Este terrible ataque proporciona a las autoridades un momento para replantearse su política en Xinjiang, si no, es poco probable que la situación vaya a mejorar”, advirtió Richardson.
El de ayer es el ataque más violento registrado en Xinjiang desde el verano de 2009, cuando más de 200 personas de las etnias china han e uigur murieron en enfrentamientos también en Urumqi.
Las tensiones han ido escalando en esta región en los últimos años, y se han extendido a otras zonas de China como en la provincia meridional de Yunnan, donde un grupo de personas armadas con cuchillos mataron el 1 de marzo a 29 personas, un ataque que el gobierno atribuyó a movimientos terroristas de Xinjiang.
Antes, el 28 de octubre de 2013, un automóvil arrolló a la multitud a las puertas de la Ciudad Prohibida de Pekín, provocando 2 muertos, otro suceso atribuido por el régimen comunista a “grupos separatistas uigures” organizados.