«Quino» y la reflexión sociopolítica desde el humor

Joaquín Salvador Lavado, conocido en todo el mundo como Quino, pasará a la historia por el ser el padre de Mafalda, un cómic creado en 1964 y que, gracias a su virtud de generar las primeras reflexiones sobre la sociedad y la política, ha trascendido generaciones, países y culturas.
Heredero, según dice, del carácter trágico y el humor negro de Andalucía, de donde procedían sus padres, Quino nació en Mendoza, en el oeste de Argentina, el 17 de julio de 1932, año en el que sus padres llegaron al país.
En 1945, tras la muerte de su madre, comenzó a estudiar dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, pero cuatro años después lo abandonó al decantarse por el mundo gráfico y la historieta con el nombre de Quino, como le llamaban de pequeño para distinguirlo de su tío, el ilustrador Joaquín, quien despertó su vocación de dibujante.
En 1954 se trasladó a Buenos Aires, donde consiguió publicar su primera página de humor gráfico en el semanario Esto es. A partir de 1957 publicó regularmente en medios como Rico Tipo, Dr. Merengue o Tía Vicenta y también en ilustraciones de campañas publicitarias.
En 1962 hizo su primera exposición en Buenos Aires y en 1963 publicó su primer libro de humor, Mundo Quino, una recopilación de sus dibujos.
Mafalda apareció por primera vez en Gregorio, el suplemento de humor de la revista Leoplán el 29 de septiembre de 1964, y pasó a publicarse regularmente en el semanal Primera Plana, de Buenos Aires.
La niña rebelde que se ha convertido en uno de los mayores iconos de la cultura popular nació de un encargo para una compañía de electrodomésticos que quería un personaje que comenzara con “M”, la inicial de Mansfield, que no llegó nunca a publicarse porque la firma fracasó.
Sin embargo, Mafalda fue creciendo y reflejando el mundo que le rodeaba en los años 60, las inquietudes sociales y políticas de una familia de clase media argentina, tan comunes a tantas sociedades: la injusticia, la guerra, el racismo…
Sus amigos, el materialista Manolito, el soñador Felipe, la chismosa Susanita, el inocente Miguelito, el tierno Guille y la izquierdista Libertad, ayudaron al componer un mosaico social que trascendió fronteras, pues las tiras fueron traducidas a 30 idiomas y llevadas al cine y la televisión.
A Quino siempre le ha admirado que la gente le agradezca cómo sus historietas les abrieron “la cabeza y el pensamiento”, porque asegura que él nunca fue muy consciente del alcance de su labor.

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